jueves, marzo 28, 2024
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Se Dispersan Caravanas en la Costa-Soconusco, Miles de Migrantes Deambulan en Tapachula

Pernoctan 8 mil Migrantes en Huixtla, Ya es un Desmadre y la Ciudadanía Aguantando

*ORDENAN TOQUE DE QUEDA EN HUIXTLA ANTE LLEGADA DE MIGRANTES AGRESIVOS. *ENTRARON CON PIEDRAS Y PALOS A LA CIUDAD EXIGIENDO ATENCIÓN INMEDIATA. *ENFRENTARON A POLICÍAS QUE TRATABAN DE LLEVARLOS A UN ALBERGUE.

Tapachula, Chiapas; 15 de abril. – Las autoridades en Huixtla pidieron al comercio, locatarios, oficinas y viviendas, cerrar sus puertas y no salir a las calles la tarde de ese lunes ante la llegada muy agresiva de alrededor de dos mil migrantes de Honduras y El Salvador, que entraron a la ciudad armados de piedras y palos.
Elementos de diversas corporaciones policiacas y de Protección Civil los esperaban en la entrada de la ciudad para llevarlos a un parque y un foro techado que habían habilitado como albergue, en donde recibirían atención médica y ayuda humanitaria.
En lugar de aceptar el ofrecimiento gubernamental, varios de los extranjeros indocumentados arremetieron a golpes a los uniformados y enfilaron al parque central.
Los policías optaron por no responder la agresión a la que fueron sometidos y se replegaron, lo que fue festejado por los centroamericanos que, una vez más, atentaron contra la paz social, la estabilidad y la gobernabilidad, sin que nadie pudiera evitarlo.
De inmediato se dio la orden de que se alertara a la población y se pidiera cerrar todo mantenerse dentro de sus casas, como una medida preventiva para evitar las agresiones o confrontaciones.
En cuestión de minutos los establecimientos cerraron sus puertas y, inevitablemente, la gente corría despavorida por las calles con el terror en sus rostros de no ser agredidos por aquellos, que actúan como si fueran los nuevos conquistadores de México.
Como era su deseo, se apoderaron del parque central y exigieron a las autoridades de los tres niveles de gobierno que los atendieran de inmediato.
Pidieron comida, agua, médicos permanentes, letrinas, medicamentos gratuitos y diversos apoyos gubernamentales.
Aún cuando los elementos policíacos fueron dispersados en el primer cuadro de la ciudad para evitar desmanes, eran superados en número de manera exponencial, además de que no podían estar armados.
Durante los actos agresivos de este lunes en Huixtla, ni los que hubo con esas mismas personas a la entrada de Tapachula ni cuando rompieron los candados y agarraron a patadas los portones de entrada al país en el Puente Internacional Rodolfo Robles, de Suchiate, no hubo gente de los Derechos Humanos que tanto los defienden.
Tampoco estuvieron los activistas que exigen a México que atiendan de inmediato a los miles de migrantes que están entrando ilegalmente todos los días al país, y que les doten de todos los servicios que los gobiernos de sus naciones de origen no les pudieron dar.
La advertencia de esa caravana en particular es que, en su camino, nada ni nadie los podrá detener.

PRIMERO EN SUCHIATE Y DESPUES TAPACHULA
Esa caravana de alrededor de 2 mil 500 migrantes hondureños y salvadoreños, entró violentamente al país este fin de semana y, horas después, llegó a Tapachula. En la madrugada de este lunes decidió emprender la marcha por la Costa de la Entidad.
Su partida estuvo llena de opiniones encontradas, ya que mientras algunos de ellos opinaban que lo mejor sería entregarse a las autoridades mexicanas para tratar de ser aspirantes a una Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias (TVRH) para poder vivir un año en México sin ser molestados, el resto rechazó la opción.
El argumento fue que serían sometidos a exámenes biométricos con los que podrían saber su identidad y su historial judicial y, por alguna razón, no quieren que se sepa quiénes son.
Ante el temor de ser asegurados en el camino y que fueran deportados, algunos propusieron quedarse a vivir en Tapachula, pero un grupo de “líderes” logró convencerlos para que salieran del municipio, “porque nadie los detendría”.
Así, alrededor de las 03:00 de la mañana conformaron la caravana desde un costado del Parque Central, el cual ocuparon por tres días como dormitorio y sanitario público.
Tal y como llegaron así salieron, entonando su himno nacional y desplegando su bandera. Aprovecharon la madrugada para avanzar por la carretera sabiendo que las temperaturas al mediodía superan los 40 grados centígrados.
No hubo quién se detuviera para apoyarles con transportarlos o para ofrecerles alguna ayuda. Por lo contrario, los vehículos apresuraban su marcha cuando pasaban cerca de ellos.
De esa manera llegaron hasta el municipio de Huehuetán, donde los primeros esperaron al menos dos horas para que arribaran los rezagados.
Luego vino nuevamente la confusión sobre las decisiones a tomar. Esta vez no hubo un conceso generalizado y, tras discutir las opciones, decidieron separarse.
Un grupo marchó al comenzar la tarde y otro similar una hora después. Al final se compactaron a la altura del ejido Morelos en un solo frente, mientras que el resto, unos 800, se quedaron en el parque “5 de Mayo”, en Huehuetán, pero después también retomaron el camino y avanzaron.
Por la noche, autoridades de Huixtla estaban apostados en la entrada del municipio para desviarlos por el libramiento hasta un parque techado, donde les darían atención humanitaria, con la condición de que no entraran al centro de la ciudad, pero ocurrió la agresión a los uniformados.
Mientras, otros dos mil cubanos permanecen en Tapachula en espera de que sea tramitada su solicitud par obtener un oficio de salida (salvoconducto) con el que puedan atravesar todo el territorio nacional, en un periodo no mayor de 15 días, y solicitar el asilo en los Estados Unidos.
De acuerdo a los abogados que siguen los casos, hay en el interior de la Estación Migratoria Siglo XXI, al norte de Tapachula, otros 3 mil 500 extranjeros asegurados en espera de ser deportados.
Se calcula que desde ese lugar son repatriados alrededor de 400 extranjeros diarios, pero hay un aseguramiento similar cada día. Es decir, las instalaciones están hacinadas permanentemente.
Un cálculo del Colegio de Abogados del Soconusco señala que en Tapachula hay una población flotante de extranjeros indocumentados de alrededor de cien mil personas, incluyendo a miles que llegan para la comercialización de sus productos en las calles y los que se han ido sumando en caravanas en los últimos tres meses.
De acuerdo a ese grupo colegiado esas personas que ingresaron de manera ilegal al país ahora han empezado a “colonizar” a Tapachula, ya que han empezado a rentar viviendas en fraccionamientos, colonias e incluso en asentamientos irregulares.
“Esa situación está llevando el miedo y el terror a las colonias populares. La población teme salir de sus casas porque ve en esos grupos de migrantes la posibilidad de que se traten de personas con antecedentes penales o sencillamente desempleadas que buscarán cualquier forma de sobrevivir”, indicó.
Independientemente de que muchos de esos migrantes pudieran estar participando en delitos, advirtieron que las masas que se están quedando a radicar en la ciudad ya empezaron a pedir derechos que ni a los propios mexicanos radicados en la frontera sur se les ha podido garantizar, como los servicios de salud, empleo, vivienda, educación y programas asistenciales.
Los especialistas en derecho agremiados a ese colegio recalcaron que, con los flujos migratorios, han llegado también miembros de bandas delictivas como la Mara Salvatrucha 13 y Barrio 18, así como delincuentes que son buscados en sus naciones de origen por delitos como extorsión, secuestro, asalto a mano armada, homicidios, terrorismo, narcotráfico, robos y ataques sexuales.
Los migrantes que han sido detenidos en los últimos meses en la frontera sur por esos u otros actos delictivos fortalecen la teoría de que el incremento en la seguridad está relacionado directamente con la llegada de esos éxodos.
Opinaron también que el arribo ilegal de extranjeros “ha convertido a Tapachula en un centro de operaciones delictivas y de corrupción, no solo de traficantes de seres humanos, sino también de explotadores sexuales y laborales, así como de supuestos gestores, brindadores de seguridad y hasta asesores”.
Advirtieron que permitir que los migrantes violen impunemente las leyes mexicanas está generando un clima de ingobernabilidad en Tapachula y en el resto de la frontera sur, y que eso, inevitablemente, solo puede llevar a la inconformidad popular, así como a hechos sangrientos y delictivos, “tal y como ya está ocurriendo”. EL ORBE / Ildefonso Ochoa Argüello

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