jueves, abril 18, 2024
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Vecinos Piden Reubicación de ACNUR, COMAR y Consulado de Honduras

* MIGRANTES HACEN SUS NECESIDADES FISIOLOGICAS EN BANQUETAS, Y JARDINERAS.
* ADEMÁS CONSUMEN ENERVANTES FRENTE A LAS FAMILIAS.
* TAMBIÉN SE HA INCREMENTADO LA DELINCUENCIA EN ESOS SECTORES, Y ACOSAN A LAS ALUMNAS DE DIVERSAS ESCUELAS DE LA ZONA.

Tapachula, Chiapas; 14 de Junio.- Vecinos del sector nororiente de la ciudad, en cuyas inmediaciones se localiza la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ubicado en la 21 Calle Oriente #22, entre Novena (Par Vial) y Once Avenida Norte, denuncian su inconformidad por los problemas que se han generado a raíz de la presencia de migrantes de todas las nacionalidades que acuden a realizar trámites ante esa instancia internacional, exigiendo su reubicación inmediata y hacen responsable a Kristin Riis Halvorsen, jefa de ACNUR Tapachula, de cualquier incidente que se presente.
Los vecinos relataron a este reportero, que desde que se inició el éxodo masivo de migrantes centroamericanos y transcontinentales, han venido padeciendo un verdadero viacrucis, señalando entre esos problemas generados por la existencia de esa oficina la inseguridad, acoso sexual, consumo de estupefacientes en vía pública, proliferación de vendedores ambulantes, contaminación por residuos sólidos y realización de sus necesidades fisiológicas a cielo abierto, robos a transeúntes y coartar la libertad de tránsito; además de generar caos vehicular dado que al contar con un permiso expedido por el Ayuntamiento, no permiten que se estacione ninguno de los vecinos o visitantes en las inmediaciones del inmueble, donde se han suscitado varios accidentes de tránsito.
Carlos Altamirano Mendivil, vecino de la zona expresó: «el problema deriva de que están ubicados en un inmueble que es una casa habitación, y en una zona residencial en la que no deben existir ese tipo de oficinas, no son las instalaciones adecuadas para recibir y atender la cantidad de personas que a diario acuden a esa oficina y que son las que causan todo el conflicto con los vecinos, el espacio en que funciona ACNUR no cumple con los requerimientos que demanda una atención humanitaria para quienes solicitan refugio, y creo que ellos cuentan con el recurso suficiente para rentar en otro lado en condiciones adecuadas, sin afectar a terceros».
El grupo de vecinos manifestó que desde un inicio han hecho saber su descontento a la titular de esa oficina: Kristin Riis Halvorsen, quien en un principio pidió reunirse con ellos para conciliar, pero al final sólo resultó un teatro pues ninguna de las denuncias vertida por los vecinos fue atendida, tras lo cual se organizaron y elaboraron un escrito que con fecha 13 de Marzo del presente año hicieron entrega en el domicilio de ACNUR, cuyo personal se negó a firmar o sellar de recibido, pero cuya copia está en poder de este reportero.
De igual forma, refieren que ante el silencio y apatía por parte de la funcionaria de la ONU, decidieron solicitar audiencia con el alcalde Oscar Gurría para pedir su intermediación en éste problema que afecta a más de cincuenta familias y muchos cientos de personas que acuden a la zona por trabajo, recreación en los puntos de reunión que existen en ese mismo sector, o bien para llevar a sus hijos a las instituciones educativas cercanas al lugar.
Por tal motivo con fecha 28 de Marzo pasado, hicieron entrega de un pliego petitorio en la Oficialía de Partes del Ayuntamiento, el cual les otorgó el folio número 1181, en cuyo sello se lee la palabra: «Urgente», sin que hasta la fecha hayan recibido respuesta a su petición de gestionar ante las instancias de Gobierno superiores la reubicación de esa dependencia, brindar seguridad con la presencia de una patrulla en el lugar y una audiencia para dialogar con los vecinos, así como: «quitar las bancas, lonas y botes de basura que la jefa de esa oficina instaló sin permiso sobre la banqueta pública de la 9a. Avenida Norte», además de la reparación de luminarias en esa misma arteria.
Gabriela Obregón Mayorga, directora de una de las universidades ubicada a unos veinte metros de las oficinas de ACNUR, recalcó: «la situación persiste debido a que sus instalaciones no son suficientes ni adecuadas para atender al número de personas que diariamente acuden ahí, están haciendo uso de las vías públicas, en condiciones infrahumanas para los propios migrantes, las condiciones sanitarias no son adecuadas ya que realizan sus necesidades fisiológicas en la calle, ante la negativa de esa institución de brindarles el servicio de sanitarios, la situación ya está rebasada, la comunidad estudiantil, especialmente las jóvenes universitarias son objeto de acoso sexual, hemos tenido que atender casos de nuestras alumnas que al pasar por ahí han sido violentadas, incluso les han realizado tocamientos indebidos, los cuales hemos reportado al personal de esa institución, la respuesta es la misma: silencio», mencionó.
El grupo de vecinos que accedió a hablar con este reportero, mencionó que no se trata de una situación de xenofobia, «estamos conscientes de que son personas que huyen de sus países por falta de oportunidades o por situaciones especiales, estamos de acuerdo que ACNUR les brinde protección, pero no se hace responsable del comportamiento de las personas que hasta duermen en nuestras banquetas esperando turno para ser atendidos o incluso las que vienen sólo a intentar robar; queremos que se respeten también nuestros derechos a vivir en paz y tranquilamente, el libre tránsito y sobre todo, a que tengamos seguridad para cuidar nuestra integridad y la de nuestro patrimonio, en múltiples ocasiones durante el día hemos sorprendido a estas personas en nuestros techos o queriendo ingresar a las casas», dijeron.
Dos instituciones universitarias, una escuela pública del nivel Secundaria y un colegio privado se encuentran a pocos metros de distancia del lugar referido, cuyos alumnos, padres de familia y docentes han sido víctimas de asaltos, daño de sus vehículos, faltas de respeto y acoso para las menores, y según refiere Altamirano Mendivil en representación de los vecinos: «ahora en los accesos a nuestras casas tenemos que soportar a migrantes que están consumiendo drogas, o sacarlos de nuestras áreas verdes en las banquetas porque las ocupan para defecar, y al hacerlo recibimos agresiones por parte de ellos».
Cabe destacar que desde hace tres semanas, solicitamos por vía oficial de acuerdo a los lineamientos de ACNUR, que establece que debe hacerse tal solicitud vía su correo electrónico, una entrevista para conocer el trabajo que realizan y su respuesta a las inconformidades planteadas, sin que hasta el momento hayamos recibido respuesta, pese a insistir telefónicamente en ello. EL ORBE/Alberto Bonilla Acosta
No hay Logística Para
la Atención a Migrantes
La llegada de cientos de migrantes cada semana a territorio mexicano, ha generado diversas problemáticas que han desatendido las autoridades mexicanas así como los propios Consulados ubicados en la ciudad de Tapachula, generando que los vecinos de los edificios donde se asientan oficinas de atención a migrantes tengan que lidiar con basura, heces fecales, orines y la falta de respeto generados por los centroamericanos que acuden a estas instancias.
Referente al Consulado de Honduras, ubicado en la 2ª Poniente entre Central y 2ª Sur, los catrachos que llegan desde madrugada a las afueras del edificio abarcan las banquetas mientras las puertas del Consulado se abren para su atención; mientras esto ocurre, los hondureños dejan basura en la calle o frente a las casas de los vecinos, aún cuando existen papeleras o depósitos de basura a unos metros del mismo lugar.
Vecinos de este edificio diplomático indicaron que esta gente se apuesta en las puertas o portones de sus casas, provocando a veces que no puedan salir o sacar los vehículos, pues muchas personas llega a dormirse en plena banqueta y al despertarlos responden de manera altanera, inclusive han amenazado de manera violenta a los vecinos.
“Hemos tratado de hablar con el Cónsul de Honduras para que el guardia de seguridad les abra las puertas a sus connacionales, mientras esperan a realizar sus trámites sin que interfieran en la vida cotidiana de los vecinos o que tome alguna medida, porque muchas ocasiones los migrantes ya hasta golpearnos quieren por decirles que no orinen en la vía pública, que no tiren basura o que nos permitan salir de nuestras casas. Lo malo es que el Cónsul no nos ha recibido y ya hemos dejado varios recados para charlar con él y que tome cartas en el asunto” dijo uno de los vecinos afectados de la calle.
Algo similar ocurre en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) ubicada en la 8ª Sur entre 4ª y 6ª Poniente, donde los vecinos tienen que soportar desde la madrugada y hasta que se vaya el último migrante de la dependencia, los olores fétidos de orina y heces fecales que esta gente deja en las calles, porque en la instancia federal no les permiten entrar al baño y ocupan las calles para sus necesidades fisiológicas.
Asimismo, son muy irrespetuosos con las jóvenes y mujeres que pasan por la calle, a quienes les lanzan hasta señas obscenas, o bien, mucha de esta gente se le ha visto alcoholizada o bajo el influjo de alguna droga, sin olvidar que dejan las calles hechas un cochinero.
Los vecinos de ambos lugares hicieron un llamado enérgico a las autoridades para que impongan castigo para quienes tiran basura, defecan u orinan en la vía pública, y mayor seguridad para evitar los insultos que los migrantes lanzan a la gente, que ingieran bebidas alcohólicas o que consuman alguna droga; de igual forma, exigieron tanto al Consulado de Honduras como a la Comar tomar medidas al respecto puesto que de no ver un cambio, tomarán medidas más radicales hasta que se les haga caso a aspectos que por derecho ciudadano les corresponde. Agencia Intermedios

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