* Encapuchados Causan Destrozos en la CDMX.
Ciudad de México, 26 de septiembre.- A ocho años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa, una vez más salieron a las calles sus padres, madres, familiares y compañeros, pero ahora centraron su exigencia en castigar a los militares que habrían participado en el caso.
Desde un templete en la plancha del Zócalo capitalino, Blanca Nava, madre del normalista Jorge Álvarez Nava, desaparecido en 2014, dijo que las autoridades se han burlando de ellos, pues llevan ocho años exigiendo la presentación con vida de sus hijos; acusó al expresidente Enrique Peña Nieto de mentirles con la «verdad histórica» y demandó a la actual administración que les diga qué sucedió con sus familiares.
Ayer, la marcha estuvo plagada de exigencias: «Verdad y justicia» y «más indignados que nunca» por las recientes revelaciones del caso, así como por no percibir ningún avance en las investigaciones. Los inconformes recalcaron que no van a descansar hasta que el gobierno asuma su responsabilidad y todos los culpables paguen por lo ocurrido en Iguala, la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014.
Al frente del contingente se ubicaron los padres de los desaparecidos con la fotografía de sus hijos, quienes al descender del autobús que los llevó al Ángel recibieron un ramo de flores compuesto por un girasol, un crisantemo y una margarita; antes de iniciar su caminata, simpatizantes les obsequiaron dos rosas rojas.
Unas 7 mil personas, según cifras oficiales, unieron su voz y su reclamo a lo largo de los 4.2 kilómetros que separan a la glorieta del Ángel de la Independencia del Zócalo capitalino.
Más de 20 organizaciones sindicales, estudiantiles y de la sociedad civil marcharon en respaldo a los padres de los 43 en su trayecto por el Paseo de la Reforma y las avenidas Juárez y 5 de Mayo hasta la Plaza de la Constitución.
En muchas mantas que aparecieron se leía: «El Ejército lo sabe. Ayotzinapa resiste»; «Vivos se los llevaron, vivos los queremos» y «Ejército asesino».
A las 17:14 horas, la marcha se detuvo frente al antimonumento +43, en el cruce de Reforma y Bucareli, para que la señora Cristina Bautista, madre del joven Benjamín Ascencio Bautista, hiciera el pase de lista de los 43 normalistas desaparecidos.
Esta movilización no fue la excepción y también fue aprovechada por anarquistas que encapuchados y vestidos de negro vandalizaron comercios, hoteles, templos y otros inmuebles, además de enfrentarse con la policía.
Sobre avenida Juárez, decenas de esos jóvenes lanzaron cohetones, piedras y pedazos de cemento que habían desprendido de las banquetas para romper vidrios, vitrinas y aparadores de tiendas de conveniencia, restaurantes, cafeterías y un hotel frente a la Alameda Central.
Entre los inmuebles atacados está el extemplo de Corpus Christi, cuyos vidrios quedaron estrellados, mientras que una cafetería fue saqueada.
Sobre la avenida 5 de Mayo, los anarquistas forzaron una cortina metálica y pretendieron saquear una tienda de artículos deportivos, pero efectivos de la Fuerza de Tarea de la policía capitalina lo impidieron, suscitandose un enfrentamiento con saldo de algunos lesionados leves. Sun