*A Roberto Antonio Gómez Alfaro.
Tapachula, Chiapas; 6 de Diciembre del 2023.- El Colegio de Cirujanos Generales del Estado de Chiapas, entregó un reconocimiento al doctor Roberto Antonio Gómez Alfaro, por su amplia trayectoria al servicio de los mexicanos, sobre todo de las comunidades más pobres y las regiones indígenas de Chiapas.
Apenas al concluir agosto, el Ayuntamiento de Comitán de Domínguez, en coordinación del Comité Ciudadano Regional Fronterizo por la Salud, aprobaron por unanimidad nombrarlo «Hijo predilecto» de la entidad.
También en agostó, el Congreso Local le concedió la medalla «Rosario Castellanos», por su intachable trayectoria en materia de salud, un reconocimiento qué recibió de manos del gobernador Rutilio Escandón Cadenas y del pleno de los legisladores.
El galardonado, de 84 años de edad, conoció desde niño la pobreza y la necesidad de trabajar con honradez y esfuerzo para ayudar a su mamá y hermanos, hasta concluir sus estudios y conocer a su esposa, Gloria Cruz Sánchez.
La señora, después, lo acompañaría siempre, cargando a sus hijos en esas largas jornadas de caminata en las montañas de la Selva de Chiapas, a donde llevaban sus conocimientos y medicinas de manera gratuita a las comunidades pobres, quienes lo bautizaron como «El doctor del pueblo».
Gómez Alfaro dedicaba hasta 14 horas al día para velar por la salud de toda esa gente, y por lo mismo, hubo muchas ocasiones en las que no había tiempo ni para comer.
Luego de muchos años de conocer de cerca esa cruel realidad de la historia del Estado más pobre de México, le tocó encabezar marchas exigiendo al Gobierno atender a las clases marginadas, pero a cambio recibió hostigamiento político y desprecio de los entonces funcionarios.
Esa convicción lo motivó a inculcar en sus hijos el amor por la medicina y la humildad ante el dolor humano, y por ello también son brillantes doctores altruista, admirados por la sociedad.
Los reconocimientos que ha recibido Roberto Antonio a lo largo de su vida, son tantos, que sería imposible enumerar a cada uno de ellos.
Un día, cuando la crisis económica insistía frenar su caminar como «El Quijote», se le preguntó por qué no cobraba, a lo que contestó que Dios le había prometido que llegaría el momento que él mismo se lo pagaría, para mientras, bastaba la sonrisa de sus pacientes. EL ORBE / Ildefonso Ochoa Argüello
