* Colonos Hartos de los Indocumentados.
Tapachula, Chiapas; 31 de enero del 2021.- Para evitar las aglomeraciones por la llegada constante de miles de indocumentados a Tapachula, el albergue Belén, administrado por la iglesia católica, decidió cerrar sus puertas por la capacidad máxima permitida.
En la colonia San Antonio Cahoacán, donde se encuentra ese albergue, los migrantes ahora duermen en las banquetas y en la vía pública, provocando un grave foco de infección para los habitantes en medio esta emergencia nacional del Covid-19.
Por ello, exigieron a las autoridades federales que cumplan lo que dice la ley y los repatríen a sus países de origen, tal y como se está haciendo en Tabasco, para no exponer a los vecinos que ya no soportan a los extranjeros.
Los migrantes ubicados a unos 50 metros del albergue, se han adueñado de las banquetas y calles, para tomarlas de dormitorio y baños públicos, y permanecer en espera de algunos trámites migratorios o quedarse a vivir en la ciudad.
La molestia de los comerciantes y vecinos es que los migrantes se aglomeran durante día y noche sin utilizar cubrebocas ni la sana distancia, lo que puede provocar una serie de contagios de gran magnitud.
Joel Feliciano Sánchez, comerciante que vive en esa colonia, externó al rotativo EL ORBE que tienen la preocupación porque no se cumplen con las medidas sanitarias y el rebrote de la pandemia.
“Lo alarmante es que los migrantes se están quedando a dormir en las calles, además de que no cuentan con la higiene de las medidas preventivas y la sana distancia, y eso es lo neurálgico, porque los mexicanos nos estamos cuidando, pero a la vez arriesgando porque se tiene que salir a trabajar o hacer alguna actividad productiva”, dijo.
Asimismo, que están exigiendo a las autoridades federales para que se lleven a los migrantes a sus países, porque en el albergue argumentan que no hay ingreso por la pandemia, pero se está descuidando la parte externa que es la de los vecinos, y eso es una situación preocupante para la región fronteriza.
En este mismo sentido, Marleny Jiménez Ríos, empresaria de la colonia San Antonio Cahoacán, externo su inquietud al tener a tantos migrantes expuestos en las calles, porque Chiapas, se mantendrá en semáforo amarillo durante los próximos 15 días y no se tiene ninguna acción para resolver el fenómeno migratorio, que cada día aumenta en la ciudad.
“Es necesario que los tres niveles de gobierno intervengan para darles una solución al tema, porque los vecinos estamos temerosos por la gran cantidad de migrantes que están durmiendo en las calles y banquetas y nadie se hace responsable”, abundó.
De igual forma, Dora Ortiz Escobar, habitante de esta misma colonia, aseguró que los migrantes que han llegado en los últimos días se están quedando en los alrededores de las viviendas, porque hay dos policías que están cuidando el área del albergue para que ningún migrante se acerque ni para tomar agua.
“Es alarmante porque no tienen las medidas y no usan cubrebocas, por lo que existe la preocupación por los altos niveles de contagios que se están registrando en la zona fronteriza cercano con Guatemala, porque hay personas que vienen con tos o con algún padecimiento, pero no lo dicen porque tienen temor”, detalló.
Además, que el albergue es un “panal” que los atrae, pero no les da hospedaje, eso es lo más preocupante y por eso, están los migrantes en las colonias sin atención de nadie.
Por su lado, Alfredo de la Cruz Cordero, de la asociación civil Nueva Generación, lamentó que la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) , no puedan brindar agilidad a los documentos y trámites migratorios que entrampan a los migrantes.
Eso convierte a Tapachula en un gran “cuello de botella”, y en esa colonia y la del Silencio, ya tienen como su principal problema al migratorio.
Externo que existe un problema de salud gravemente y hay un abandono total de las autoridades de Salud, mientras que la población está expuesta.
En tanto que un grupo de hondureños explicó que llevan cerca de dos meses durmiendo a la intemperie porque ya no cuentan con el recurso para poder pagar un cuarto de habitación y los centros de acogida los corren y rechazan por la pandemia del coronavirus. EL ORBE / M. Blanco / Jesús Sánchez Martínez