* Población se Abstiene de Acudir al Centro por Temor a los Extranjeros.
Tapachula, Chiapas; 22 de septiembre del 2022.- «La situación de los migrantes que han entrado al país de manera ilegal a la frontera sur de Chiapas cada vez es peor, ya que generan zozobra en la población, inseguridad e inestabilidad social», sostuvo el empresario del Sendero Peatonal en la localidad, Rubén Enrique Morales Escobar.
En entrevista con el rotativo EL ORBE, consideró que ahora caravanas van y vienen con cientos de indocumentados que utilizan al centro de Tapachula como albergue público y se quedan a dormir en parques, calles aledañas a los mercados y en las banquetas de los locales.
Según su opinión, el problema se agrava para los comerciantes en general, ya que los habitantes de esta ciudad han dejado de asistir a esa zona de la ciudad a realizar sus compras, por temor a ser víctima de un robo o de un asalto, «ya que entre los migrantes se colaron delincuentes, como los maras salvadoreños que han llegado al grado de amenazar a empresarios a que les den dinero cada semana».
Comentó que el ingreso masivo de migrantes por la frontera sur de Chiapas ya es de todos los días. Llegan a Tapachula y nadie sabe quiénes son, de dónde vienen, o cuánto tiempo van a estar en estas tierras. Por ello, insistió, los ciudadanos viven con el temor encima, porque para cualquier lado que vaya, se encuentra con esos extranjeros.
Añadió que, anteriormente, la gente de Tapachula acudía al centro a comprar o a divertirse, como lo hacían los fines de semana, incluso a sentarse en el parque a escuchar la marimba, pero han dejado de hacerlo. «Para mala fortuna todo eso ya se acabó, porque ahora los parques parecen propiedad de migrantes de. Lo peor es que ahí hacen sus necesidades fisiológicas y dejan un cochinero en esas áreas de esparcimiento».
Consideró que las autoridades federales deberían restablecer el estado de derecho en torno a esa migración irregular, ya que han visto que los integrantes del éxodo ni siquiera muestran respeto a los cuerpos policíacos, mucho menos a la población civil. EL ORBE / Nelson Bautista