* Lo Trataron Como Delincuente, Mientras Solapan al Ambulantaje en el Primer Cuadro de la Ciudad.
Tapachula, Chiapas; 14 de Febrero.- Ni siquiera han concluido las investigaciones penales, legislativas y de organismos de Derechos Humanos por la brutal golpiza de policías municipales contra indígenas y periodistas ocurridas hace un par de semanas, cuando nuevamente sucede un bochornoso abuso de poder, esta vez, en pleno Centro de la ciudad.
Este viernes, un grupo de ciudadanos que caminaba a un costado del Parque Bicentenario se percató que una camioneta del Ayuntamiento en la que viajaban varios inspectores de Servicios Públicos, se estacionó repentinamente en el cruce de centrales.
Los funcionarios del Gobierno Municipal se bajaron armados con toletes, como los que usan los policías, y gases lacrimógenos.
Ellos se fueron encima de un vendedor de aguas frescas que circulaba en esos momentos por ahí en un triciclo.
Lo agarraron a golpes con la macana y le dispararon los gases a la cara, mientras que le quitaban el triciclo y lo subían a la unidad.
El vendedor hizo todo lo posible por evitar que se llevaran su fuente de trabajo, pero fue imposible. La fuerza gubernamental, la violación flagrante a sus Derechos Humanos y la “Ley del garrote” volvió a imperar impunemente en Tapachula.
En el doble discurso, la opacidad, la farsa y los acuerdos en lo oscurito, miles de comerciantes ambulantes con mercancía de dudosa procedencia se han apoderado nuevamente de las calles del primer cuadro de la ciudad.
Los ambulantes se han instalado a una cuadra de la alcaldía, con la complacencia del Alcalde y los integrantes del Cabildo, comenzando por la mayoría de los Regidores.
Esta misma semana, empresarios establecidos señalaron que tiene que haber contubernio entre líderes, ambulantes y funcionarios públicos, porque ese flagelo ha vuelto al municipio, aun cuando lo utilizaron para criticar severamente a sus antecesores.
No se entiende, entonces, los motivos que hubo para arremeter en contra de un humilde vendedor de aguas y tratarlo como el peor de los delincuentes, pero permitir que miles de ambulantes se instalen a unos metros de la oficina del Alcalde.
Tampoco se puede comprender los motivos que tiene Gurría y compañía para humillar de esa manera al pueblo, agredirlo y someterlo con gases, pero permite que la delincuencia haga lo que quiera en la ciudad.
Hasta ahora se desconoce a cuántos millones de Pesos asciende lo recaudado al comercio informal del centro de la ciudad, aunque algunos empresarios señalaron a los medios de comunicación que es de alrededor de tres mil Pesos por metro cuadrado de calle. EL ORBE/Ildefonso Ochoa Argüello
