*A Seis Años de Implementarse
Tapachula, Chiapas; 18 de Diciembre de 2025.- A seis años de su implementación, el Programa Sembrando Vida en el territorio Tapachula se consolida como un motor de desarrollo social, ambiental y económico que beneficia a cerca de 18 mil familias en la región, al evolucionar de la producción primaria hacia la creación de empresas sociales y marcas comunitarias.
Lo que inició como un proyecto de reforestación y recuperación de suelos, ha derivado en la organización de sociedades cooperativas y emprendimientos colectivos, capaces de transformar y comercializar sus propios productos.
Entre los artículos que actualmente se elaboran y distribuyen bajo marcas comunitarias, destacan café de especialidad, tostado y molido; derivados del cacao como chocolate en pasta, cacao amargo y confitería; frutales procesados, mermeladas artesanales, vinos de la sierra y nuez de la India.
“Hoy no solo se cultiva la tierra, se genera economía real que impacta directamente en el bienestar de las comunidades”, afirmó el Coordinador.
El programa opera a través de 795 Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC), adaptándose a diversos climas y altitudes
En las zonas costeras de Suchiate y Mazatán predominan cultivos como coco y cacao, mientras que en municipios de la Sierra, como El Porvenir, a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar, se producen aguacate, durazno y manzana.
La participación de las mujeres es un componente clave. De los 17 mil 980 sujetos de derecho activos, cerca de 6 mil son mujeres, quienes han asumido roles estratégicos en la organización productiva, la administración de recursos y el fortalecimiento de las empresas sociales.
Diciembre representa un periodo fundamental para evaluar los avances del programa en sus cuatro ejes: productivo, ambiental, social y de comercialización. Estos encuentros permiten el intercambio de experiencias entre sembradores y refuerzan la cohesión comunitaria.
Subrayó que la derrama económica generada trasciende a los beneficiarios directos, ya que las unidades productivas requieren mano de obra adicional para los procesos de transformación, beneficiando también a habitantes que no forman parte del padrón. EL ORBE/Nelson Bautista





