Rafael Croda
Los planes de estímulo económico lanzados por los gobernantes latinoamericanos para enfrentar los estragos de la pandemia han sido tan expansivos y audaces en materia social que las respuestas del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, lo hacen lucir como un mandatario conservador en el contexto regional de la emergencia por el Coronavirus.
Así lo indican los análisis y datos que han divulgado en estos días varios organismos multilaterales sobre las políticas fiscales, monetarias y en materia de salud pública que están ejecutando los Gobiernos de la región para enfrentar la crisis sanitaria y sus efectos económicos y sociales.
De acuerdo con los reportes del Banco Mundial (BM), de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), México es el país de la región que menos está invirtiendo en programas contracíclicos para atenuar los impactos del Coronavirus en los sectores más vulnerables de la población y en las pequeñas y medianas empresas.
De acuerdo con el FMI, el Gobierno de López Obrador apenas ha destinado el equivalente a 0.7% del Producto Interno Bruto (PIB) de México en planes de protección social y activación económica.
En contraste, Perú, la nación latinoamericana que tiene el programa de estímulos más ambicioso, está empleando 9.34% de su PIB para minimizar el golpe de la emergencia sanitaria que ha causado la virtual parálisis de la economía en toda la región y en buena parte del mundo.
Tanto el presidente peruano, Martín Vizcarra, como el chileno, Sebastián Piñera, pertenecen a corrientes ideológicas centroderechistas y son firmes partidarios de las políticas de mercado y la disciplina fiscal.
Pero ambos mandatarios, en esta pandemia optaron por la heterodoxia económica para inyectar dinero a sus economías y transferir recursos a los sectores de menores ingresos y a los trabajadores informales que quedaron sin sustento en medio de la crisis.
Piñera lanzó el 19 de Marzo último, un paquete de medidas por 11 mil 750 millones de Dólares (monto igual a 4.7% del PIB) centrado en apoyar el empleo, subsidiar a los desempleados y dar liquidez a las empresas.
Hasta el presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, acordó con el Congreso medidas de estímulo fiscal por una suma equivalente a 6.5% del PIB de ese país, unos 122 mil millones de Dólares.
Otro gobernante de derecha, el mandatario colombiano Iván Duque, adoptó medidas de alivio social para los más pobres y de financiamiento a las pequeñas y medianas empresas, a las cuales el Gobierno les financiará su nómina durante los próximos tres meses para evitar que despidan a sus trabajadores.
La Receta de AMLO.
Las políticas económicas, fiscales y monetarias que están aplicando esos Gobiernos son lo opuesto a las recetas neoliberales que suelen dejar al mercado la solución de todos los problemas.
Pero en Perú, Brasil, Chile, Ecuador, Panamá y Colombia, países con gobiernos de derecha, son los Estados los que han asumido un papel central para minimizar los estragos económicos y sociales que dejará la pandemia.
Todos los países latinoamericanos están financiando sus paquetes de estímulo con aumentos de impuestos -que en algunos casos son temporales-, con reasignación del gasto y con créditos externos, en especial del FMI y del BM.
López Obrador ha descartado aumentar impuestos y solicitar créditos al exterior para enfrentar la crisis, que golpea la oferta y la demanda, y que, según todos los organismos multilaterales, requiere de una respuesta que incentive esos dos factores.
El tabasqueño anunció el domingo 5 la profundización de sus programas sociales para familias de bajos ingresos, adultos mayores, campesinos y pescadores, así como 2.1 millones de créditos para viviendas, obras de infraestructura en zonas marginadas, la contratación de 45 mil médicos y enfermeras y de más elementos para el Ejército, Marina y Guardia Nacional.
Esas medidas, que van en la misma línea que las del resto de los países latinoamericanos, implican recursos adicionales por alrededor de 158 mil millones de Pesos, equivalentes 0.66% del PIB, según cálculos de los organismos multilaterales.
Es decir, las medidas que se han tomado van en la dirección correcta, pero están muy lejos del “estímulo fiscal masivo” que recomienda la Cepal para “apuntalar los servicios de salud, proteger los ingresos y empleos, y otorgar beneficios a los subempleados y trabajadores por cuenta propia”. Apro