viernes, abril 19, 2024
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Desde mi Trinchera

El Caso Grajales Yuca
Diego Victorio

El encarcelamiento del galeno Gerardo Grajales Yuca es un polígono, que debe observarse delicadamente, en todas sus aristas.
Deja, a la clase poderosa, un caudal de moralejas. Es decir, el tema del urgenciólogo definió en su justa dimensión a sociedad, Gobierno, clase política y actores que directa e indirectamente participaron en el caso.
Por la forma en que se expuso a la opinión pública nos deja la posibilidad de estudiarlo desde los ángulos jurídico, social y político-electoral.
Lo que sí hay que puntualizar es que uno lleva a otro:
Una denuncia, sin importar quién la presente, prospera si existen pruebas, una premisa básica en los clásicos del derecho.
La carpeta de investigación de Grajales Yuca se judicializa porque, en efecto, hubo pruebas para consignarla.
Así, liso y llano.
Esa parte es la que desestiman los ínclitos de la abogacía que opinan en el implacable mundo virtual.
Confunden la escena del procedimiento penal con una batalla entre David y Goliat, cuando en realidad solo se está procesando a un presunto culpable, vinculado a delitos como abuso de autoridad, entre otros.
El juicio sumario que surge de las redes sociales es parcial.
Es una Corte unilateral que se decanta por quien aparentemente es el débil en el escenario.
En el caso del urgenciólogo Gerardo Grajales Yuca, los miles de enjuiciadores virtuales asumen que el médico es víctima de una vendetta, de un distractor, de una cacería contra el gremio de la bata blanca y, aquí pudiese continuar consumiéndome los caracteres escribiendo las imaginaciones del exasperado público que desde las plataformas digitales lanza un quemante posicionamiento.
El de Grajales Yuca es un expediente que procedió con tan singular prisa por el número de denuncias en su contra.
Y porque no se puede tolerar en momentos tan aciagos, de alerta sanitaria máxima, una acción de esa naturaleza como la de que se acusa a Yuca.
Con esos elementos ¿cómo el presunto victimario cruzó al terreno de víctima?
Sin embargo, la connotación de la masa digital discrepa de la realidad. Allá, en Facebook, Twitter y plataformas de mensajería instantánea suponen de que la agilidad de la vinculación a proceso de Gerardo Grajales se debió a que una de las partes en la escena era la hija del finado Miguel Arturo Ramírez, exdirigente del Partido Mover a Chiapas.
La presunción de ese conglomerado -en su papel de defensor de oficio- rodó por los suelos, tras la aparición en cascada de más denuncias, en el mismo sentido que la de la hija del fallecido líder del partido morado.
La postura reacia de los iracundos internautas -de que el tema de Yuca era personal- se desplomó luego de que la Fiscalía General del Estado abrió una investigación contra directivos del Instituto de Seguridad Social de Trabajadores del Estado de Chiapas (ISSTECH), institución donde Grajales Yuca prestaba sus servicios.
Y cuando la FGE dice que va contra las directrices del ISSTECH incluye a Alberto Cundapí Núñez, director de la misma.
En esa lógica el caso Gerardo Grajales, podría ser la punta de la madeja de lo que verdaderamente ocurre intramuros en los nosocomios de la dependencia estatal.
La primera querella de abuso de autoridad, que fue contra Yuca, servirá para pasar al rasero a más presuntos culpables, sin distingo ni influencias, en ese entendido, también a Cundapí Núñez.
De vincular a proceso a más médicos de ISSTECH entonces la percepción del grueso de opinólogos debería dar un vuelco.
Por la valiosa colaboración de quién se atrevió a romper el silencio…Continuará. Al Tiempo. Hasta pronto.

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