Por Oscar D. Ballinas Lezama
Se va la Rata, Llega el Búfalo
“Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos” (Isaías 43:8)
Se concluye el año de los muertos, de las esperanzas desvanecidas en millones de mexicanos que le apostaron al cambio y siguen sin ver “la luz al final del túnel”; los actos de corrupción entre gobernantes, servidores públicos y representantes populares, poco o nada ha cambiado a lo largo de estos dos últimos años, lo que se ve no se juzga.
Por si fuera poco, la descomposición social en este país en el que nunca pasa nada y cuando pasa, tampoco pasa nada; se está viviendo una violencia inusitada causada por la inseguridad, sin que las autoridades en turno encuentren aun la punta del hilo en la madeja, ahora resulta que estábamos mejor cuando creíamos que estábamos peor.
Hoy 31 de diciembre, el último día del mes doceavo del año de la Rata y de los muertos; en los tiempos de la pandemia del coronavirus y la víspera del principio del año del Búfalo, los mexicanos siguen cayendo en el pozo sin fondo de la pobreza, en medio de las nuevas promesas de que todo va a ser mejor con un gobierno, que a dos años de haberse iniciado, no muestra claramente el verdadero espíritu que le guía, ni se ven cumplidas en hechos la mayor parte de las promesas .
Al igual que la mayoría de los gobiernos que han desfilado en el Palacio Nacional, el actual no muestra pies ni cabeza y se le ha ido en culpar de todos los males habidos y por haber a los que le antecedieron; los desnuda exhibiéndolos como los malos de la película, prometiendo que ahora todo será diferente y el ángel impoluto (virtuoso), bañado de bondad y cubierto de la verdad verdadera, campeará en los pasillos de todos los gobiernos a lo largo y ancho de esta nación.
Quienes se atreven a cuestionar estas ideas del nuevo mesías, que vestido con una capa inmaculada de anticorrupción no permite que el pueblo bueno y sabio lo cuestione o le exija algo que vaya más allá de su plenipotenciaria razón; considera que los gobernados son como ‘animalitos a los que hay que alimentar y cuidar’, sin que estos tengan derecho a levantar la voz, so pena de ser acusados de neoliberales, fifís o enemigos del estado.
Mientras los cuatro jinetes apocalípticos cabalgan en México, (la violencia, las pestes destructoras, la crisis económica y el hambre) los políticos hacen malabarismos para apoderarse del Congreso de la Unión, de los locales, las gubernaturas y alcaldías, con la clara finalidad de tener el control sobre el pueblo bueno y en su mayoría ignorante (no sabio, como pretenden engañarlo jugándole el dedo en la boca).
Así está llegando a su fin este año de la rata que terminó encerrándonos a todos con una cuarentena, debido al presunto mal manejo de la pandemia del coronavirus, que concluye sus 365 días con más de 122 mil difuntos (cifra en la estadística oficial) que se contagiaron por el letal virus; millones de mexicanos nadaban en la pobreza por la supuesta corrupción de los gobiernos anteriores; hoy, los pobres pasaron a ser miserables y los ricos se están convirtiendo en pobres, (con excepción del pequeño grupo de multimillonarios que conforman la mafia en el poder, que cada fin de sexenio tiene más socios), por la incapacidad que en estos dos años ha demostrado el gobierno federal para ‘sacar el buey de la barranca’.
El caso es, que por angas o por mangas, la ciudadanía siempre paga los platos rotos; para nadie es secreto que al igual que cada sexenio sólo es un reducido grupo de políticos los que llevan ‘agua a su molino’, se hacen de “Mulas Pedro”, envueltos en la bandera de ‘sabelotodo’, íntegros y sin mancha de pecado, pensando que la gente además de buena es tonta.
Hemos dicho que para hablar de alguien se debe tener los pelos de la mula en la mano, sin embargo, en este caso son temas públicos y notorios, por ello, nos atrevemos a pensar y escribir que hasta ahora, el actual gobierno ha resultado ‘la misma mica, ni siquiera revolcada’; pero el sol no se puede tapar con un dedo, alguien tiene que hablar por los mudos y todos los desvalidos, defender la causa del pobre y menesteroso, Dios así lo manda.
Mañana será año nuevo, el principio del fin diría un político del actual gabinete federal, cuando en un circo mediático recibió una cajita con tres mil vacunas contra el coronavirus; afortunadamente, parece que asustados por la reacción del pueblo bueno y ‘sabio’ que les gritó en la cara su vergonzoso proceder, movieron mar y tierra para conseguir más dotaciones del antídoto y con ello, pudieran ‘taparle el ojo al macho’ con un supuesto antivirus que mundialmente se ha dicho es un experimento que tuvieron que hacer ‘cuarto para las doce’, debido a la urgente necesidad de combatir a un enemigo silencioso e invisible, que nos está dando hasta por debajo de la lengua.
Primero Dios que no vaya a resultar peor el remedio que la enfermedad, pero en este caso, reconocemos que los gobiernos y científicos no tenían otra salida más que experimentar con una vacuna que tiene sus cuestionamientos médicos, es como una ruleta rusa que la humanidad está obligada a jugar, porque el coronavirus no ha dejado otra salida y nos puso a todos contra la pared. Dios nos libre de esa peste destructora, que nos cubra debajo de sus alas benditas contra la pestilencia que anda en la oscuridad causando mortandad.
Amables lectores, cuiden por favor su salud y su propia vida, así como la de sus seres queridos, ya que está latente el peligro; los tiempos son apocalípticos, vienen días más difíciles, a pesar de las vacunas que no son la panacea, sino un simple y débil refugio bajo la tormenta. Dios nos bendiga a todos.