Horacio Saavedra
Tras la guerra en Ucrania, mucho se ha hablado de la importancia estratégica de la energía, el petróleo y el gas. Las «tierras raras» aparecen en las negociaciones de paz. El juego geopolítico nos lleva a preguntarnos, ¿por qué Estados Unidos discute con Rusia y los ucranianos el acceso a estos minerales si los chinos son los que encabezan la industria?
«El Medio Oriente tiene petróleo, China tiene tierras raras», dijo Deng Xiaoping en 1992. Se usan en teléfonos celulares, pantallas, automóviles, computadoras, semiconductores, baterías eléctricas, lámparas, drones, aviones e industria militar. Estos 17 elementos metálicos son prioritarios para el desarrollo de manufacturas y tecnología. Son catalizadores de progreso, objeto de comercio y pueden motivar guerras.
Estados Unidos era el primer proveedor global de tierras raras hasta que China lo rebasó a mediados de los años 1990. Los chinos alcanzaron 70% de la producción mundial en 2022 y se consolidaron como el líder indiscutible, según el gobierno de Canadá. EU pasó a segundo lugar con el 14%, seguido por Australia 6%, Myanmar 4% y Tailandia 2%. Además, China registró más de 25 mil patentes de tierras raras (de 1950 a 2018), mientras EU se quedó en 10 mil.
Las tierras raras son indicadores de potencial económico y seguridad nacional. Los aparatos electrónicos y sus microchips los contienen: galio, germanio y paladio (además de silicón). En la última década el consumo de litio, niobio, vanadio y tantalio aumentó entre 2 y 3 veces, además, el de elementos clave como el renio y el iridio subió entre 7 y 10 veces (dato de M Heavy Technology 2024).
Rusia tiene el doble de reservas que EU (según la U.S. Geological Survey 2024). Los rusos son el quinto a nivel mundial y los estadounidenses el séptimo, 3.8 contra 1.9 millones de toneladas métricas, respectivamente. EU ya ha importado de Rusia metales raros, escandio e itrio, a través de empresas, sean Pirelli y Continental (llantas) o ZF Friedrichshafen (autopartes).
El gobierno del presidente Trump ha comunicado su interés por los recursos ucranianos. Empero, la riqueza mineral de Ucrania, registrada en la ONU, sea litio o grafito, no tiene categorización de tierras raras. Lo que no les quita su uso comercial y valor estratégico. El litio es usado en grandes volúmenes en baterías y el titanio en las industrias aérea, bélica y médica.
Pasando a México, las tierras raras cruzan frente a nuestras narices mas no las hemos valorado. Están en los chips de los millones de celulares que usamos, en las televisiones que exportamos desde Tijuana, los autos desde Puebla y los refrigeradores desde Querétaro. Sin embargo, no somos dueños de la tecnología, ni de las marcas que los comercializan, del valor agregado.
Lo ideal para los mexicanos sería construir un ecosistema en torno a las tierras raras. El país es proveedor de minerales y exportador de productos que las contienen. El reto es ser líder desde la producción mineral, hasta la manufactura de productos terminados, patentes y firmas mexicanas. El desarrollo de «imanes de tierras raras» es también una posibilidad.
En conclusión, los chinos tienen tierras raras. Los estadounidenses las están buscando en Rusia, Ucrania, Groenlandia y hasta debajo de las piedras. Los mexicanos las ven desfilar, pero no las monetizan. Sun
