Cuando Ana Torroja llegó a México hace 10 años buscaba un lugar donde encontrarse. España ya no le ofrecía la calma ni el espacio que necesitaba, aún seguía con la etiqueta de ser «Ana de Mecano» y buscaba diferenciar eso en su carrera como solista: México apareció entonces como un refugio.
“Me vine para acá porque sentía que ya no tenía sitio en mi país. El mexicano siempre ha sido muy fiel; si empatiza contigo, es para siempre. México es especialmente apapachador y siempre está ahí en las buenas, en las regulares y en las malas”, dice la cantante.
Ana tuvo que reconciliarse consigo misma. Tras la disolución de Mecano había pasado 11 años interpretando sentimientos ajenos y viviendo dentro de un éxito que no siempre supo gestionar. Ser solista significaba, por primera vez, poner voz sobre sus emociones.
“Tenía que encontrar mi identidad. Eso fue lo más difícil para mí. Nunca me había tenido que preocupar por escribir canciones”, recuerda.
Mecano fue uno de los fenómenos más grandes del pop en español. El trío, que formó junto con Nacho y José María Cano, llevó el tecno-pop de los 80 a escenarios de España, América Latina y Europa. Discos como Entre el cielo y el suelo, Descanso dominical o Aidalai marcaron generaciones, y temas como «Hoy no me puedo levantar», «Cruz de navajas» o «Mujer contra mujer» se convirtieron en himnos. Pero cuando el grupo terminó en los 90, Ana tuvo que replantear su manera de hacer música. SUN
Ana Torroja Hace de México su Refugio Emocional
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