Tapachula, Chiapas; 07 de mayo del 2021.- Miles de haitianos siguen ingresando de manera irregular a Chiapas en busca de llegar a Tapachula, establecerse, realizar sus trámites a las afueras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y gozar de los apoyos que les brinda el gobierno federal a los indocumentados. Se calcula que cada día pudieran estar pasando en balsas alrededor de 500 haitianos y otros mil de diversas nacionalidades, sin que las autoridades migratorias se percaten de ello, ni tampoco el resto de las autoridades que se suponen vigilan que se cumpla la ley en la frontera con Guatemala. Pasan por algún lado de los límites con Centroamérica, sin que nadie los detenga o los verifique su tránsito a la ciudad con mayor población extranjera en los últimos años: Tapachula. El municipio se ha convertido en el patio trasero de México y una ciudad refugio para los migrantes extranjeros, en especial haitianos y hondureños, que han abarrotado las dependencias del gobierno en busca de papeles y ayuda económica, vivienda, educación, trabajo y otros apoyos. Hasta ahora se calcula que ya son alrededor de 14 mil haitianos en la ciudad, muchos de ellos hacen filas y se mantienen aglomerados en los alrededores de la parte exterior de la Comar y la Acnur, en espera de obtener sus documentos, pero, por alguna razón, no les dan respuesta. Ahí, desde la madrugada, los haitianos llegan a formarse para ser los primeros para ingresar a sus trámites de asilo, donde la mayoría de las veces la burocracia y la lentitud en la atención desborda el éxodo que, desesperados por obtener un turno, olvidan los protocolos sanitarios y se exponen al contagio del mortal virus del Covid-19 y esparcirlo a toda la población. Se desconoce cuáles son los motivos por los que no se les expiden los documentos a los que cumplen con lo que estable la ley y se les permita con ello que avancen hacia los Estados Unidos y dejen Tapachula. Ni tampoco se entiende el por qué no se deportan a quienes no pueden acreditar su legal estancia en el país ni pueden aspirar a obtener el refugio, tal y como también lo marca la ley. EL ORBE / M. Blanco / Jesús Sánchez Martínez
