* En la Región Soconusco.
Tapachula, Chiapas; 19 de mayo del 2022.- Un grupo de especialistas colegiados en la construcción de la región Soconusco decidieron unir su tiempo y esfuerzos para colaborar de manera altruista en la modernización de los templos religiosos en Chiapas y, en diez años, han concluido con infinidad de ese tipo de obras.
Encabezados por el arquitecto, Carlos Andrés Luna Ruiz, han presentado los proyectos y han sido aprobados por representantes de la Iglesia Católica, pero también por representantes de la sociedad y de los colegios de profesionistas.
En entrevista para el rotativo EL ORBE, habló del Santuario Diocesano de la Inmaculada Virgen María de Guadalupe (conocido como la Villita), el cual está dentro de los cinco templos más visitados en el país.
«Es un proyecto que duró 5 años, porque la gente no quería que se tirara el templo. Después había otras controversias, como la ubicación de las nuevas instalaciones o la ubicación del altar para que todos los asistentes pudieran participar activamente en la misa.
Así, la capacidad de las instalaciones creció al doble en espacios perfectamente diseñados para provechar la luz solar, la acústica, la ventilación natural, la entrada y salida rápida de los feligreses, además de crecer el edificio en tres pisos y, como detalle, conservar como recuerdo parte de lo que fue el anterior templo.
Una vez que concluyó el proyecto que requirió de esa media década para realizarlo, se presentó la propuesta para su análisis, modificación y aprobación de arquitectos, ingenieros, notarios, doctores, Diócesis, entre otros representantes de la sociedad, y fue aprobado.
La construcción lleva hasta hoy en día tres años y se considera que ha sido concluida, salvo la atención de algunos detalles de última hora.
Uno de los compromisos fue que nunca se interrumpiera una sola misa durante el tiempo que se requiriera para la obra y por ello las cuadrillas de trabajadores ajustaron sus horarios y espacios para cumplirlo, y lo lograron.
Sin embargo, uno de los grandes obstáculos era que no había dinero ni aportación gubernamental para cubrir los 17 millones de pesos que se requerían de inicio. Por eso surgió la idea de dividir la construcción como un rompecabezas, en la que las familias pudieran colaborar dentro de sus posibilidades. Por ejemplo, cada una de las 17 columnas tenía un costo de 17 mil pesos y hubo 17 familias que pidieron pagar por cada una de ellas.
Algo similar se hizo por cada metro cuadrado de loza, pisos, paredes y otros espacios, mientras que por ofrendas económicas directas, se logró recabar 3.4 millones de pesos.
Precisó que quedó el campanario del antiguo templo, que da a la calle principal, porque es un ícono de Tapachula que se debe preservar como parte de la historia de México, y porque también se construyó a base de mucho esfuerzo de católicos de ese entonces.
También reconoció que, para cada uno de ellos, es una gran satisfacción el poder participar en cada uno de esos proyectos, incluso que lo consideran como un título más dentro de sus carrereas profesionales.
Apuntó que no fe nada fácil porque el arte sacro no es como construir una vivienda. En el caso de La Villita está llenó de símbolos dentro y fuera del edificio, como la cruz del atrio, el campanario sus tres cuadros que simbolizan la Santa Trinidad; los espacios en rojo, que representan la sangre derramada por Cristo, entre muchos más
Pero ese es un solo ejemplo. También han construido otros templos como el de San Francisco, en el fraccionamiento Los Laureles; el de San Andrés Apóstol, en Suchiate; así también en Metapa, Pavencul. Niquivil, La Grandeza, Bellavista, y muchos más.
Actualmente han empezado un difícil proyecto de edificar a un costado del basurero municipal, para las cientos de familias que viven en ese sector, luego de que se dedican a la separación de los residuos sólidos; además de otro templo en una comunidad más adelante de ese punto. EL ORBE / JC