Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más (Apocalipsis 21:1)
Contaminación Mortal
Oscar D. Ballinas Lezama
Las plagas apocalípticas siguen afectando a la humanidad de este planeta; para no ir tan lejos, toda la región del Soconusco sigue siendo contaminada por la explotación de minas, las fumigaciones con insecticidas y pesticidas, así como por los basureros a cielo abierto.
Los ríos son utilizados para descargar las aguas negras del sistema de drenajes, trayendo como consecuencia que esos afluentes estén sumamente contaminados y no puedan utilizarse para bañarse o lavar ropa; tampoco puede consumirse el vital liquido que baja serpenteando hasta el océano Pacífico, donde llega a causar un daño tremendo a la fauna marina.
La plantas tratadoras de aguas negras en Tapachula a duras penas funcionan, lo mismo sucede con la potabilizadora de ‘agua potable’ que resulta insuficiente para brindar el servicio necesario a los consumidores, por si fuera poco, la red de tubería está completamente dañada y sufre filtraciones de diversos contaminantes, los que terminan perjudicando la salud de la población que consume esa agua envenenada, pese a la gama de químicos que se le pone con la finalidad de ‘potalizarla’.
Aunado a todo ello, los campesinos o productores agrícolas insisten en utilizar los insecticidas y pesticidas para fumigar sus cosechas, haciéndolo muchas veces vía aérea y con ello contaminan también el aire que es arrastrado a muchos kilómetros de distancia, provocando infinidad de enfermedades, entre las que sobresale el cáncer.
Otro de los factores de alto riesgo, ha sido y es la actividad minera, que en el Soconusco se efectúa en los municipios de Acacoyagua y Escuintla, donde según los habitantes afectados que han conformado un frente de resistencia, la contaminación de los arroyuelos y río en esa área chiapaneca con el plomo, zinc, cobre y titano que empresas extranjeras están extrayendo, amparados en permisos que les fueron extendidos hace varios años.
Acacoyagua al igual que Escuintla, se han convertido en zona de desastre, ya que la cifra de enfermos por cáncer ha aumentado en forma escandalosa; las embarazadas paren antes de las fechas programadas y la mayoría de veces pierden el producto de sus entrañas, porque se enfermaron a consecuencia, dicen ellos, del daño colateral causado por la explotación minera en esos lugares.
Los religiosos afirman que la contaminación del medio ambiente debe ser considerada como un pecado, ya que en el mismo libro de Génesis comenta sobre que Dios creó al hombre para que cuidara del jardín (la Tierra).
Algunos literatos chiapanecos, liderados por la escritora tuxtleca Patricia Fonseca, están creando un grupo protestatario en contra de todo aquello que cause daños al medio ambiente en Chiapas, tomando en cuenta que la necedad y ambición de los hombres está llevado este paraíso al mismo infierno.
Mencionando que el caso de la minería en los municipios de Acacoyagua y Escuintla, es un caso de lesa humanidad que al final no solo afectará esas zonas del Soconusco, sino que se ampliará a todos los pueblos y ciudades de la costa chiapaneca; añadiendo que desde el 2000 el Gobierno Federal ha venido otorgando concesiones a los canadienses para que exploten en esos lugares, el oro, plata, zinc, plomo, fierro, barita y titanio, dañando con ello, no menos de 6 hectáreas y además las aguas de los arroyuelos que se desplazan cientos de kilómetros hasta llegar al mar.
Los afectados han dicho una y mil veces que fueron engañados por los empresarios mineros, rentándoles sus tierras ubicadas en las zonas estratégicas para explotar los minerales, por lo que supuestamente recibieron un pago de 2 mil pesos anuales para ayudar a sacar piedras, cuando en realidad lo que estaban haciendo es explotar esos yacimientos ricos en minerales.
Con el tiempo se percataron que sus excavaciones estaban provocando la contaminación del agua que en tiempo de lluvia se pone verdosa en las lagunas, mientras que en sus casas empezaron a ver que el agua entubada caía de un color amarillento y naranja con un olor horrible.
El caso es que ahora en las lagunas y arroyuelos ya no hay vida animal, todos se murieron, hasta los sapos; los niños y adultos que diariamente utilizaban las aguas de los ríos para refrescarse, han dejado de hacerlo porque el agua apesta y les causa diversas enfermedades en la piel, muchos presumen que los casos de cáncer aumentaron en esas localidades, por culpa de la contaminación del agua.
Los afectados han manifestado que su lucha de resistencia para evitar que las minas sigan funcionando, no ha sido exitosa porque se manejan muchos intereses económicos y políticos; de ahí que esperan la ayuda de los legisladores federales, en especial del senador ecologista Luis Armando Melgar, quien ha manifestado su preocupación por la conservación del medio ambiente, sin embargo, los afectados en Acacoyagua y Escuintla, aseguran que hasta ahora el parlamentario tapachulteco no se ha dado una vueltecita por esos municipios, para que vea las consecuencias de haber permitido que los empresarios mineros, exploten las riquezas de esa zona, sin importarles la salud y la vida misma de quienes ahí viven.
Bueno, ojalá que Melgar acuda a socorrer a toda esa gente chiapaneca que está sufriendo lo indeseable; ahí deberían también a brindarles ayuda los senadores Zoé Robledo y Roberto Albores Gleason, la causa es justa y demostrarían que en verdad tienen deseos de servir a su pueblo, al que no disimulan que quieren gobernar en el 2018.
Para nadie es secreto que la destrucción y el suicidio colectivo de la humanidad, programada en la más completa ignorancia del sistema que rige y ordena su vida, está haciendo eco al libro de Apocalipsis que tiene rato previniéndonos para que nos demos cuenta de todo lo que está ocurriendo en el planeta Tierra: terremotos, lluvias de intensidad inusitadas en el sur, nevadas históricas en Norteamérica y Europa, sequías devastadoras en donde meses atrás las aguas arrastraban todo, incendios, deshielos monumentales, hambrunas masivas, manchas de petróleo extendiéndole como una mancha asesina, como ya sucedió al sur de los Estados Unidos de Norteamérica.
El clima estalla en diversos frentes, la economía mundial colapsa y eso nos está llevando a la tercera guerra mundial; todo ello, para los científicos es consecuencia natural de la contaminación y la destrucción del planeta; para los cristianos son las señales de los últimos días.