A minutos de llegar a la Casa Blanca como el nuevo presidente constitucional de los Estados Unidos, Joe Biden, enviará al Congreso federal de su país, para evaluación, debate y votación, un proyecto de ley para modernizar las leyes migratorias.
Bautizada como el Acta de Ciudadanía Estadunidense 2021, el proyecto de ley de Biden, buscara regularizar al estatus de residencia de unos 11 millones de inmigrantes indocumentados, en su mayoría mexicanos y establece un nuevo sistema de responsabilidad en seguridad fronteriza.
La oficina de Prensa de la Casa Blanca de Biden, adelantó a los medios de comunicación el resumen del proyecto de ley, que enfatiza que además de regularizar su estatus de residencia y laboral, los migrantes beneficiados eventualmente podrán obtener la ciudadanía estadunidense.
“En su primer día de mandato el presidente Biden envía al Congreso un proyecto de ley para restaurar los valores humanos y estadunidenses a nuestro sistema de inmigración”, subraya el documento distribuido por la nueva oficina de prensa de la Casa Blanca.
Biden reconoce la contribución que por décadas han aportado a los Estados Unidos los millones de inmigrantes indocumentados que además de trabajar, cumplen las leyes, pagan impuestos y colaboran en el fortalecimiento de la sociedad y diversidad cultural.
“El proyecto de ley crea una vía para la ciudadanía (por naturalización) para nuestros vecinos migrantes, colegas prisioneros, líderes comunitarios, amigos y seres queridos (incluidos los soñadores) y trabajadores esenciales quienes arriesgas sus vidas y protegen a las comunidades estadunidenses”, indicó la Casa Blanca.
El proyecto de ley formulado por el nuevo presidente de Estados Unidos contiene 12 puntos concretos para la reforma migratoria a los inmigrantes indocumentados, que también se avoca a anular la criminalización migratoria que instrumentó Donald Trump.
El plan de Biden permite a los inmigrantes beneficiados aplicar por el estatus de residencia temporal que, les permite solicitar la residencia permanente después de cinco años si pasan el examen de antecedentes penales y se demuestra que han pagado impuestos.
Para el caso de los soñadores (dreamers) los inmigrantes traídos a los Estados Unidos como indocumentados cuando eran menores de edad y los trabajadores agrícolas, son de inmediato calificados para solicitar la residencia permanente.
Tras un periodo de tres años todos los portadores de la residencia permanente que no tengan antecedentes penales y demuestren que hablan, entienden y conocen la historia y civismo de Estados Unidos, podrán comenzar el proceso de obtener la ciudadanía por naturalización.
Todos los solicitantes del estatus temporal de regularización bajo el proyecto de ley de Biden, tendrán que estar presentes físicamente en Estados Unidos antes del 1 de enero de 2021.
Biden deja como prerrogativa al Secretario de Seguridad Interior, anular este requerimiento para los inmigrantes indocumentados deportados de Estados Unidos a partir del 20 de enero de 2017, después quienes hayan estado presentes físicamente por lo menos 3 años antes en el país.
La condición de esto aplica para los inmigrantes indocumentados deportados de Estados Unidos por las políticas de Trump de separación familiar.
Otro punto para destacar del plan de reforma a las leyes migratorias de Biden, es que elimina del lenguaje oficial de su país migratoria el adjetivo de “alien” (extraterrestre o desconocido) por el “no ciudadano”.
Biden firma órdenes ejecutivas y reintegra a EU
al Acuerdo de París sobre cambio climático
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reincorporó esta tarde a su país al Acuerdo de París sobre cambio climático, al firmar las primeras órdenes ejecutivas en la Oficina Oval de la Casa Blanca, horas después de reemplazar a Donald Trump.
En una Oficina Oval ya adornada con efectos personales de Biden, como fotografías de los miembros de su familia, el mandatario firmó una serie de órdenes ejecutivas para revocar otras que instrumentó Trump, con el mismo poder que les otorga la constitución política de su país.
Con el regreso del pragmatismo de la tradicional democracia de Estados Unidos, la oficina de prensa de la Casa Blanca permitió a los reporteros atestiguar la firma de las primeras órdenes ejecutivas que marcan el primer acto de gobierno de la presidencia de Biden.
La primera orden firmada es la que determina como mandato el uso del cubrebocas dentro de los edificios federales y el encomio no obligatorio a la ciudadanía, para que lo haga durante los primeros 100 días del nuevo mandato, con el fin de prevenir la expansión de contagios de covid-19.
Además de firmar la reintegración de Estados Unidos al Acuerdo de París, Biden firmó otras órdenes ejecutivas, entre las que destaca la anulación del financiamiento y acciones antimigratorias de Trump, así como de seguridad fronteriza innecesaria, como la construcción del muro en la frontera con México y la criminalización de la inmigración indocumentada.
Ceremonia blindada
La 59 ceremonia de toma de posesión presidencial de Estados Unidos desde 1789, estuvo engalanada por los protocolos constitucionales con la guardia de honor presidencial de las fuerzas armadas y la presencia de dignatarios, expresidentes y de los tres poderes de la Unión.
“Este es nuestro momento histórico de crisis y reto, la unidad es el camino hacia adelante y debemos enfrentarlo como los Estados Unidos de América, si lo hacemos y se los garantizo, no fracasaremos”, insistió el presidente Biden.
En una ceremonia oficial sin la población civil como testigos del evento, bajo la vigilancia de 25 mil elementos de la Guardia Nacional, cientos de policías y agentes federales, Biden se encumbro para eliminar los vestigios y errores de Trump que han dividido a su país.
La hermética vigilancia militar y táctica de las fuerzas de seguridad, aunque celebrado un momento democrático, no pudieron borrar los momentos de tensión que se viven por el racismo y las amenazas de los grupos supremacistas blancos que comulgan con el trumpismo.
Con la presencia de jueces de la Suprema Corte de Justicia, legisladores federales, los exvicepresidentes, Mike Pence, Dan Qayle y los expresidentes, Bill Clinton, George W. Bush y Barck Obama, el presidente Biden con Harris a su lado inician un gobierno que promete todo, como típicamente hacen todos los que asumen el poder.
Biden habló del “ataque a la democracia” como caracterizó al asalto al Capitolio del pasado 6 de enero por parte de fanáticos y seguidores de Trump incitados por el propio expresidente y se comprometió hacer todo lo posible porque algo así nunca se repita.
Harris tomo juramento como vicepresidenta, guiada por Sonia Sotomayor, la primera mujer de origen latino en convertirse en juez de la Suprema Corte de Justicia.
Al presidente Biden le tomó juramento el presidente de la Suprema Corte de Justicia, John Roberts.
Gaga y J Lo y migrantes
Antes de la formalidad de la ceremonia, la cantante Lady Gaga, entonó el himno nacional de los Estados Unidos, seguida de la participación de la cantante puertorriqueña Jennifer López, quien gritó en español desde las escalinatas del Capitolio: “Una nación indivisible con justicia y libertad para todos”.
Brevemente y al hablar de política exterior, Biden se comprometió a restablecer las alianzas con otras naciones que Trump daño en los últimos cuatro años, “podemos hacer nuevamente a Estados Unidos la fuerza líder y del bien en el mundo”, dijo.
En paralelo, rindió tributo a las más de 400 mil personas que han muerto a causa de la pandemia por covid-19, asegurando que su presidencia abordara con decisión y fortaleza la problemática del virus.
Primeros actos, sin violencia
Luego de su mensaje a la nación, Biden se dirigió al Cementerio de Arlington, para presentar una ofrenda floral a todos los soldados estadunidenses caídos en las guerras.
Posteriormente el nuevo presidente participó en el desfile tradicional del Capitolio al Congreso en compañía de su esposa, Jill, con todas las restricciones por covid-19, con cubrebocas y guardando la sana distancia para prevenir contagios del virus.
Gracias a todo el despliegue de seguridad, no hubo enfrentamientos violentos con la gente que se oponía a la presidencia de Biden, y sólo se registró una falsa alarma sobre un presunto atentado con bomba al edificio de la Suprema Corte de Justicia. Apro
