Por Ernesto L. Quinteros
Violencia Política y de Genero; El Fracaso
La fracasada marcha organizada por algunos aspirantes a la candidatura de la Presidencia Municipal de Tapachula y otros cargos de elección popular, inconformes por los resultados del proceso interno de Morena, se salió de contexto. Cayeron en la violencia política y de género durante el pequeño mitin que realizaron en la “Perla del Soconusco” el pasado fin de semana.
Independientemente de su raquítica convocatoria, es importante señalar que los participantes perdieron de vista el espíritu de sus demandas, que en teoría iban a ser en contra de las decisiones tomadas por los dirigentes estatales y nacionales.
Sus consignas y pancartas de protesta demostraron que se trató prácticamente de una “campaña de odio” hacia una de sus compañeras de partido, en este caso, Rosy Urbina Castañeda, candidata a la Presidencia Municipal de Tapachula por Morena, quien les guste o no, les ganó la nominación de este instituto político para poder participar en el próximo proceso electoral del 6 de Junio.
Por eso los inconformes, que son una inmensa minoría, lejos de tener aceptación y apoyo por parte de militantes y simpatizantes de Morena, fueron repudiados.
Ante los ojos de la opinión pública, los participantes de esta “minimarcha” cayeron en lo que se conoce como violencia política y de género.
Este tipo de violencia deriva en acciones u omisiones que resultan en impactos diferenciados o afectan desproporcionadamente a una o más mujeres en su participación en la vida política no por su preparación o capacidad, sino por el sencillo hecho de ser mujer. Algo que tiene harta a la sociedad en nuestro país.
Se trata de un concepto habitualmente utilizado en Ciencias Sociales y Políticas que hace referencia a destrucciones o atentados físicos contra objetos, instituciones o personas.
En esta protesta utilizaron pancartas y enviaron mensajes de odio hacia una de sus compañeras de partido. No solo mediante consignas y envíos en las redes sociales, también con pancartas con textos despectivos e insultantes.
Hay que recordar también, que violencia política contra las mujeres, es aquella acción, conducta u omisión, realizada de forma directa o a través de terceros que, basada en su género, y que cause daño o sufrimiento a una o a varias mujeres, y que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce y/o ejercicio de sus derechos.
Y la realidad es que Rosy Urbina no está sola, tiene un vasto número de seguidores, entre ellos un alto porcentaje de mujeres, que también se sintieron agredidas y ofendidas por lo sucedido.
Los inconformes no se midieron, se excedieron en sus calificativos de odio, por ello, valdría la pena que los órganos de control interno de Morena, tanto a nivel estatal y nacional, tomen cartas en el asunto, para expulsar de sus filas a quienes promueven y apoyan este tipo de actos de violencia política, que en nada contribuyen a la vida democrática del partido político en el poder.
Los envalentonados inconformes tienen nombre y apellido.
Una cosa es protestar por los resultados del proceso interno de Morena, organizado por la dirigencia estatal y nacional, y otra emprender una campaña de odio y caer en la violencia política y de género en contra de una mujer que ha destacado por su capacidad de trabajo y sus resultados en la administración pública, como Rosy Urbina, quien, por cierto, también es fundadora del Movimiento de Regeneración Nacional en esta región.
Perdieron con Conocimiento de Causa
Los aspirantes a cargos de elección popular que no fueron favorecidos con una candidatura posterior al proceso interno de Morena en Chiapas, perdieron con conocimiento de causa.
En primer lugar, desde que se inscribieron en el proceso interno se les dio a conocer cuáles eran las reglas del juego y las aceptaron, incluso las firmaron.
En este espacio lo comentamos con oportunidad, que todos los aspirantes al haber aceptado que el método selectivo de candidatos sería mediante un procedimiento de “encuesta”, prácticamente habían firmaron un papel en blanco a los dirigentes estatales y federales de ese partido, porque difícilmente iban a poder refutar las decisiones tomadas.
Sin embargo, todos los participantes en su momento, confiaban ciegamente en sus respectivos padrinos políticos, e incluso, algunos hasta presumían que eran compadres del mandamás en la entidad, pero las cosas no salieron como ellos querían.
Por lo menos en Tapachula, la designación de Rosy Urbina como candidata de Morena a la alcaldía era más que obvia. Al ser la mejor posicionada mediática y políticamente, difícilmente le iban a ganar en una encuesta.
Así que como dicen en el rancho… “a chillidos de cochino, oídos de matancero”.
Por hoy ahí la dejamos, nos leemos mañana. ¡Animooo!
Comentarios y denuncias: loque46@hotmail.com
Visita: www.elorbe.com.mx y elquintopoderdemexico.com
#AplanaLaCurva #QuedateEnCasa
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva DE SU AUTOR y no del periódico que la publica