* AFIRMA EL PÁRROCO JOEL PADRÓN GONZÁLEZ, VÍCTIMA DE REPRESIÓN POR PARTE DEL EXGOBERNADOR.
* EL CONGRESO DEL ESTADO DEBERÍA ANALIZAR BIEN A QUIÉN LE ENTREGA RECONOCIMIENTOS O CONDECORACIONES, AFIRMA.
Tapachula, Chiapas; 10 de Agosto.- La propuesta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado de las últimas horas, en torno a querer entregar al exgobernador de Chiapas, José Patrocinio González Blanco Garrido, un reconocimiento, de inmediato fue considerado como una burla para los chiapanecos.
En la víspera y a mes y medio de que concluya la legislatura, algún Diputado local se le ocurrió la idea de entregar la medalla “Miguel Álvarez del Toro” al exmandatario emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Patrocinio es primo político del expresidente Carlos Salinas de Gortari; sobrino del exgobernador de Tabasco, Tomás Garrido Canabal; y yerno del exsecretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, luego de que se casó con Patricia Ortiz Salinas.
Se le recuerda luego de que su primo político, Salinas de Gortari, lo nombró Secretario de Gobernación en 1993 para sustituir a Fernando Gutiérrez Barrios, pero la situación ocurrida en Chiapas obligó a su destitución apenas una semana después del alzamiento de 1994.
Fue acusado varias veces por su forma autoritaria de gobernar y se le considera -en parte- de ser causante de las condiciones que motivaron el alzamiento zapatista de Enero de 1994.
Una de las víctimas de su Gobierno fue el actual párroco de San Andrés Larráinzar, en la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Joel Padrón González.
En entrevista exclusiva para el rotativo EL ORBE, recordó que, en 1991, cuando Patrocinio era gobernador de Chiapas, el obispo Samuel Ruiz decidió fundar el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, precisamente por los atropellos que había en ese entonces en contra de la población.
Poco después de eso, según el párroco, Samuel Ruiz dio una rueda de prensa donde dijo que, en los años que tenía de Obispo, el Gobierno que presidía Patrocinio era el Gobierno más violento en la historia de la entidad, y para ello presentó una lista a las violaciones a los derechos humanos de los chiapanecos.
En respuesta, el Exgobernador ordenó que detuvieran a Joel Padrón y que lo recluyeran en el Centro de Readaptación Social (CERESO), No. 1 “Cerro Hueco”, en Tuxtla Gutiérrez.
“Me detuvieron sin ninguna orden de aprehensión”, dijo el sacerdote al precisar que, ya siendo un interno de ese penal, fue acusado de nueve delitos, tres del orden federal y 6 del común.
Se le acusaba de delitos como asociación delictuosa, portación de armas exclusivas de las fuerzas armadas, conspiración, amenazas, robo, entre otros.
“Fue tanta la torpeza del gobierno de ese entonces que me entregó un escrito, por descuido, en el que se presentaban cinco condiciones para dejarme en libertad, aunque no había delito, y una de ellas era que condenáramos las tomas de tierras de parte de indígenas”, abundó.
Y es que, en ese tiempo, el Primer Congreso Indígena acordó que se buscara legalizar las tierras invadidas por la vía pacífica, mientras que el Exgobernador pedía que se desalojaran.
La condición de que el sacerdote saliera de la cárcel, era que sirviera de intermediario para que se realizaran esos operativos de desalojo, pero el religioso y la Iglesia se negaron.
Padrón estuvo recluido en Cerro Hueco durante 50 días. Le tocó estrenar un área de alta seguridad en el interior de ese penal, en la que estaban otras 19 personas y, al no haber delito, tuvo que ser liberado.
“Por las cosas como las que me sucedió, en la que obviamente fui testigo, no encuentro alguna acción de su gobierno (de Patrocinio) que merezca un reconocimiento”, comentó el párroco.
Por el contrario, consideró que el entregarle la medalla Miguel Álvarez del Toro a Garrido, “va a empañar el significado de ese reconocimiento”.
Dejó en claro que Álvarez fue una persona que se distinguió por su trabajo en beneficio de Chiapas, “y ojalá hubiera quienes siguieran su ejemplo y entregaran su vida por el desarrollo, el bienestar y la paz del Estado”.
El religioso recordó además que, en la administración de Patrocinio, se habló mucho de la persecución de periodistas “que se atrevieron a difundir la verdad y poner al descubierto situaciones que a veces no fueron claras y que causaba la molestia de quienes actuaban en las sombras”.
Por eso, hizo un llamado a la congruencia de los todavía Diputados locales para asignar ese reconocimiento a una persona que realmente lo merezca y haya entregado su vida al servicio de Chiapas.
“No encuentro una acción que merezca esto. No hay nada positivo o sobresaliente que se pueda hablar de aquel gobierno, porque no lo hubo, mientras que las cosas negativas que sucedieron, están escritas en la historia de Chiapas”, puntualizó.
Por otro lado habría que recordar, la forma en que fue encarcelado el reportero de El Orbe, Alonso Rodríguez Gamboa, que también tiene su historia. EL ORBE / Ildefonso Ochoa Argüello