Tapachula, Chiapas; 19 de febrero. – Una cuadrilla de trabajadores del ayuntamiento que preside el aún alcalde, Oscar Gurría Penagos, arrancó literalmente los parquímetros del centro de la ciudad y los tiraron a la basura.
Gregorio Flores Castillo, empresario de ese sector de la ciudad, dijo en entrevista para este rotativo que cuestionaron a los trabajadores municipales sobre los motivos de tirar como fuerro viejo esos aparatos que costaron millones de pesos a los tapachultecos.
Señaló que, en respuesta, les dijeron que eran órdenes precisas del alcalde y que desconocían las causas.
“Creemos que, al igual como lo hicieron con la recolección de la basura y la alimentación de los policías, lo que se pretende es privatizar el uso de los parquímetros y beneficiar posiblemente con ello a un grupo de actuales funcionarios o a sus familiares”, indicó.
Mientras que el también empresario, Roberto García Zenteno, representante de los comerciantes del Sendero Peatonal dijo que se encontraron con la noticia que los parquímetros del centro ya no están.
“Que yo sepa, el municipio no ha dado un anuncio de que se van a arreglar esos aparatos. Para los comerciantes del centro es urgente que haya espacios regulados para estacionarse y eso únicamente lo vamos a lograr teniendo los parquímetros funcionales”, indicó.
Así también, que la sociedad espera ese tema se más transparente que las otras acciones que las autoridades locales están haciendo.
MILES DE PESOS POR MINUTO
Hay un proyecto que se teme será formalizado por las autoridades en cualquier momento, por medio del cual se pretende privatizar los espacios públicos de las principales arterias de la ciudad, que actualmente se utilizan como estacionamientos o cajones vehiculares.
Una empresa de la Ciudad de México está muy interesada en ello y estaría dispuesto a entrar en sociedad con autoridades o sus familiares para cobro de estacionamiento y, con ello, se desconoce a los bolsillos de quién o a dónde irán a parar esos recursos.
Se cree que, a cambio, la misteriosa empresa capitalina entregaría cinco millones de pesos por el usufructo.
En el año y medio que lleva la presente administración ha habido constantes denuncias ciudadanas porque no hay transparencia. Por lo mismo se sospecha que podría haber actos de corrupción en el tema de los parquímetros.
De concretarse esa supuesta negociación de las autoridades locales, la colocación y el uso de los parquímetros en Tapachula quedaría en manos de una empresa particular, ni siquiera chiapaneca.
Hasta antes de que arrancaran esos aparatos, se utilizaban 350 cajones en el centro de la ciudad para que el ayuntamiento hiciera los cobros por estacionamiento público, aunque ahora hay la intención de que se aumente a unos mil 200 espacios.
La empresa beneficiada tendría todas las facultades para colocar inmovilizadores de llantas a los vehículos de aquellas personas que excedan del tiempo pagado en los parquímetros y, obviamente, el cobro de multas.
El silencio de los integrantes del Cabildo, no solo del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), sino de todos los partidos políticos representados, lo dice todo.
Por su parte, Javier Montesinos López, del comercio establecido del primer cuadro de la ciudad, lamentó que las actuales autoridades hayan permitido por dinero, que el comercio informal se apoderara de las banquetas del primer cuadro de la ciudad, los pasillos y estacionamientos de los mercados y, “como se han agotado los espacios, ahora serán las calles”.
Indicó que la población estaría de acuerdo con esa postura, siempre y cuando la empresa beneficiada se comprometa a construir una calle con concreto hidráulico de alta resistencia cada quince días, ya que de lo contrario sería entregar los recursos recaudados a la iniciativa privada.
Por lo pronto se desconoce si los trabajadores del Ayuntamiento también tendrían que pagar sus tarifas a esa empresa capitalina por estacionar sus carros afuera de la alcaldía, o solamente el pueblo y el turismo lo harían.
Tampoco se sabe por cuántos años el actual gobierno municipal dejará ese contrato firmado con la empresa o sí será de por vida.
TAMBIÉN DESAPARECIÓ LA POLICÍA DEL CENTRO
Cabe recordar que la Policía del Centro, que entre sus múltiples funciones tenía la de verificar que los usuarios de los cajones para estacionamiento público de las calles del primer cuadro de la ciudad pagaran su contribución en los parquímetros, desapareció.
Con ello, los 25 elementos adscritos a esas tareas fueron liquidados y, en algunos de los casos, reincorporados a tareas de vialidad.
Los uniformados, a quienes popularmente se les conoció durante muchos años como “los periquitos”, en honor al color verde de sus uniformes, estaban bajo un contrato celebrado con las autoridades locales, el cual fue cancelado y no se llegó a la renovación.
Lo cierto es que los millones de pesos que dejan los parquímetros han sido insistentemente objeto de señalamientos por parte de la sociedad.
Incluso, las auditorías realizadas al Ayuntamiento de Tapachula han permitido detectar irregularidades que supuestamente estaban siendo documentadas para anexarlas a los expedientes del Órgano de Fiscalización del Congreso del Estado y de la Auditoría Superior de La Federación.
Por ejemplo, se encontraron 15 parquímetros que no estaban reportando los ingresos, de los que se cree pudieran haber sido alterados o sufrido descomposturas provocadas.
En ello se investiga la posibilidad de que funcionarios o elementos policiacos asignados a esas tareas, participaron en los daños a los parquímetros para hacer cobros personales, coludidos con franeleros, o para tratar de inventar multas a la población y sorprenderlos.
No se sabe la cifra exacta de los recursos que no entraron a las arcas municipales por las fallas de esos 15 parquímetros, que por cierto entraron en función en noviembre del 2009.
En las investigaciones se supo que había dos civiles –quizá ex funcionarios- que tenían una de las llaves especiales que se utilizan para abrir los parquímetros y que, por la madrugada de todos los días, llegaban a vaciarlos.
Asimismo, que algunas personas del centro pagaban una cuota mensual, sin factura ni recibo, para que pudieran estacionar sus unidades durante todo el día sin depositar nada. EL ORBE / Ildefonso Ochoa Argüello
