* Miles de Indocumentados Siguen Varados en la Región.
* Sociedad Pide que se Larguen.
Tapachula, Chiapas; 13 de marzo del 2021.- Las críticas en contra del Instituto Nacional de Migración (INM) en los últimos dos años han ido en aumento, sobre todo en temas de corrupción y por dejar que miles de extranjeros indocumentados entren de manera ilegal al país y se queden a vivir en Tapachula, sin que nadie les diga nada.
Una de las inconformidades de la sociedad en la ciudad era las grandes aglomeraciones de miles de esos extranjeros en las inmediaciones de las Oficinas de Regulación Migratoria, ubicadas en el fraccionamiento Las Vegas, al sur de la ciudad.
Ahí, los migrantes se enfrentaron en reiteradas ocasiones entre ellos mismos o contra policías, además de que utilizaban los espacios públicos como baños púbicos o para satisfacer sus necesidades sexuales.
Ante esos severos reclamos en contra de la dependencia, tuvieron que poner en marcha un programa de citas programadas por correo electrónico para la atención de los indocumentados.
Aunque este nuevo sistema en línea ha dejado a muchos extranjeros sin poder hacer su trámite, según ellos, debido a que carecen de tecnología o tienen el problema de idioma.
A pesar de ese mecanismo, aún insisten en llegar grupos de migrantes de distintas nacionalidades sin realizar la cita, quienes buscan regularizar su situación migratoria para quedarse a vivir legamente en Tapachula y gozar de los apoyos económicos del gobierno federal y de los programas.
Cada hora, sale de la oficina personal de Migración custodiados por un agente de la Guardia Nacional y otro elemento de Seguridad Privada para verificar que esos extranjeros que ya cuentan con cita, lleven consigo su pasaporte para después formarlos e ingresarlos en grupo de 10 personas.
Eso es insuficiente para atender a los miles que han cruzado la franja limítrofe entre Guatemala y Chiapas, además de los que ya se encuentran varados.
Si el INM en realidad cumpliera con su obligación por la que les pagan sus jugosos sueldos, mantendría vigilada la frontera, aseguraría a los ilegales y los repatriaría de inmediato, aunque se acabaría el negocio. EL ORBE / M. Blanco / Jesús Sánchez Martínez