Andrés Calamaro, como todo artista, tiene a sus más fieles seguidores, pero durante sus shows ellos tienen una particularidad, viven sus canciones como si fueran consignas de su vida, como si se tratara de un lema que representa parte de lo que se vive a diario, como los cánticos de futbol, el fan se quita la playera, y brinca, de pronto las butacas del Teatro Metropólitan se convierten por momentos en las gradas de algún estadio.
Varios capitalinos portan orgullosos la playera de Argentina, de donde es originario el bonaerense Calamaro, durante el show hasta imitan jugando el acento sudamericano «Che de qué me estás hablando», bromean antes de arrancar el concierto, toman cerveza por montones, y con los brazos apoyan al artista, moviendo la mano hacia adelante durante las canciones como si le lanzaran su energía.
Comienza a sonar entonces «Me arde», la quinta canción del repertorio, un canto nostálgico, que llenó de energía por los solos agresivos de la guitarra eléctrica, y el ritmo abrasador del bajo termina siendo una especie de catarsis para el público, aunque canta «¡Me arde!, ¡Me arde!», baila con una sonrisa en el rostro como si disfrutara de la tristeza de un adiós. En un popurrí continuo Calamaro anotó tres golazos seguidos ante su tribuna, «La parte de adelante», «Loco», y «Huracán», probablemente tres de las canciones que más le piden siempre y que ahora no quiso dedicar mucho tiempo, pero aun así cumplió para emocionar a sus fieles, y como si se tratara de una gambeta en un campo de futbol eludió la necesidad de tocar esos temas y finalmente interpretó el tema que retrata su amor por México. Calamaro tiene otros conciertos, uno en Guadalajara y los demás en Estados Unidos. SUN
Andrés Calamaro Convierte el Metropólitan en Cancha de Futbol
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