Ninguna Posibilidad, ni Remota,
de que Caravana Ingrese a EU
Carlos Ramírez
No sólo por haber cruzado la frontera mexicana chiapaneca con violencia ni por la fuerza agresora exhibida contra la policía, el caso es que las caravanas de centroamericanos que quiere entrar a los EE.UU. tendrán las puertas selladas porque incumplieron todos los trámites migratorios legales siquiera para ser considerados aspirantes a alguna visa de refugiados o asilados.
Las leyes migratorias estadunidenses tienen sólo dos niveles de ingreso humanitario de extranjeros: asilo y refugio, Las dos exigen condiciones muy específicas, y en ello no hay excepciones: un estatus reconocido por organismos de refugiados de la ONU y pruebas certificadas en embajadas y consulados estadunidenses de que en sus respectivos países peligran sus vidas y la de sus familiares.
Al ingresar por la fuerza a México, los miembros de las caravanas de centroamericanos no alcanzaran la calificación de asilados o refugiados. Las fotos que mostraron a jóvenes violentos luchando cara a cara con la policía y el uso de bombas molotov, piedras, armas y cuchillos son parte de las pruebas de que todos los migrantes de la caravana no calificarían para ingresar. A pesar de protestas de todo tipo, los gobiernos estadunidenses de condado, estatales y federal obligan a respetar a la policía y la agresión contra miembros de la ley son delitos federales muy penalizados.
Desde ahora los gobiernos saliente de Peña Nieto y entrante de López Obrador tendrán que cargar con los 10 a 15 mil migrantes centroamericanos y los que se vayan acumulando; y a diferencia de los EE.UU. donde los solicitantes deben agotar una serie de presentación de pruebas que aclaren que no son miembros de pandillas, cárteles u organizaciones radicales, esos migrantes ilegales ya están siendo considerados en México con empleo, salarios y salud. Asimismo, en los EE.UU. tomaron nota de la forma en que miembros de las caravanas cruzaron a nado de manera ilegal por el Río Suchiate para preparar operativos que impidan que repitan el modelo de cruzar a nado el Río Bravo.
En descargo de los enfoques inhumanos y racistas de Trump y su gobierno, con los migrantes no necesitarán utilizar las formas sociales de exclusión: simplemente nadie puede ingresar a los EE.UU. sin cumplir con las leyes migratorias; y los ilegales que sean descubiertos y arrestados, serán maltratados deliberadamente como una forma de decirle que de esa forma no serán aceptados.
Los organizadores de las caravanas están siendo identificados por organismos policiacos y migratorios de los EE.UU. como coyotes desde ahora. Pero los centroamericanos no reconocen que alguna parte de la condición de pobreza de los centroamericanos deriva de su pasividad política; y también existen consideraciones de falta de control poblacional: una mujer entrevistada dijo que en su país no encuentra trabajo para alimentar a su familia, pero aclarando que tiene ocho hijos.
La politización de la migración no es un invento del pánico social estadunidense de Trump, sino una variable dependiente permanente de las estrategias de seguridad nacional anti terroristas. Los EE.UU. deben muchas como para desconfiar de todo, y de manera principal de su frontera sur que es la más vulnerable. Todos los planes de contención del terrorismo advierten sobre la frontera con México; y a pesar de que hasta ahora no ha habido algún caso concreto, de todos modos, los EE.UU. están usando todos los instrumentos bélicos y de espionaje de Vietnam y el Medio Oriente que están asentados en la frontera mexicana.
El despliegue de más de cinco mil efectivos militares en la frontera de los EE.UU. con México tampoco es un alarde, sino sólo la confirmación de que México sigue siendo el riesgo de seguridad nacional número 1 de los EE.UU., sobre todo por el cruce ilegal de migrantes. En los últimos veinte años entraron alrededor de 12 millones de mexicanos, la mayor parte de ellos sin papeles legales. Y en las redadas de Trump se han encontrado con familias mexicanas fundadas en los EE.UU. de manera legal, pero con el padre o la madre usando papeles falsos y sobre ellos se ha intensificado las persecuciones para deportaciones sin piedad.
Por ello las caravanas centroamericanas deben saber desde ahora que nunca entrarán de manera legal a los EE.UU. porque carecen del reconocimiento de la ONU, de las autorizaciones migratorias mexicanas y de las embajadas. Quienes les digan que van a romper el cerco estadunidense los están engañando. O se regresan a sus países o se quedan como parias en México.
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