“Sin pena ni gloria la visita a Tapachula de ‘Alito’, dirigente nacional del PRI”.
Alito, una Mala Sombra
Oscar D. Ballinas Lezama
Flaco favor les hizo a los candidatos de la coalición PRI-PAN-PRD, la visita que hizo ayer a Tapachula el dirigente del tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, quien ha mostrado tener dos caras políticas, ante el presidente Andrés Manuel López Obrador y la militancia del tricolor.
Para nadie es secreto que, en la pasada campaña del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, el entonces Gobernador de Campeche, más conocido como ‘Alito’, le dijo al tabasqueño hasta de lo que se iba a morir.
Acostumbrado a las rencillas y no dejar sin respuesta un insulto; el hijo pródigo de Macuspana Tabasco, ‘echó mano a sus fierros como queriendo pelear’ y se le fue a la yugular al entonces Gobernador campechano, poniéndolo como ‘palo de gallinero ’al acusarlo de ser un maleante, un reverendo ladrón, el más corrupto y el más ladrón de Campeche.
El escandaloso ascenso de ‘Alito’ a las riquezas, tema que fue hecho público por la mayoría de los medios de comunicación nacionales, envalentonó a López Obrador para sentarlo en el banquillo de los acusados y pedir una investigación por enriquecimiento ilícito, contra aquel.
En aquellos años fue un enfrentamiento verbal entre Moreno Cárdenas y el Peje, ambos se trataban uno al otro como trapeador, mostraban una enemistad reñida y sacaban sus trapos sucios al sol, parecía que aquella riña verbal no era circo mediático para ganar adeptos, sin embargo, parece que al final fue una burda maniobra política que ayudó mucho a López Obrador, quien lo hizo del bueno, mientras ‘Alito’ fue el malo de la película.
Tiempos después se descubrió la maniobra de ambos politiqueros, que como ‘supuestos enemigos a muerte’ resultaron ser los mejores “amigos”, al grado que, ya como presidente López Obrador, visitó el Estado de Campeche, en donde el entonces gobernador Alejandro Moreno Cárdenas, se desvivía para decirle a medio mundo que el inquilino del Palacio Nacional era su mejor amigo, lo encumbró en su discurso de bienvenida como el salvador de México, al grado que cuando el Gran Tlatoani iba abordar su camioneta blindada, Alito, en un acto por demás rastrero, se apresuró a abrirle la puerta y reverenciar con sus fingidas caravanas al hombre que meses antes había denostado e insultado.
A la sombra de ese estigma el dirigente del PRI nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, llegó a Chiapas y ayer, estuvo en Tapachula para ‘apuntalar o reforzar’ la campaña de sus candidatos, que, en este caso, en vez de ayudarles, con su imagen los envolvió en el tufo de ’no me ayudes compadre’.
En la actual campaña nacional, Alito, volvió a retomar el discurso de estar contra el partido en el poder y que el Presidente de la República vuelve a ser su ‘archienemigo’, sin embargo, quienes le conocen saben que se ha convertido en otro quemador de incienso del inquilino del Palacio Nacional y que sus fanfarronadas de ‘pica pleito’, no son más que actos circenses de la política.
Los panistas y perredistas tuvieron que apechugar el mismo discurso ‘engañabobos’ de ‘Alito’, el mismo que tenía cuando fue Gobernador y denostaba contra López Obrador, señalándolo como el peor de los candidatos a la Presidencia de la República, aunque, cuando lo vio en el trono azteca, se convirtió en el más servil de sus lacayos.
Lástima por los candidatos de la coalición “Va por México”, ellos no tienen la culpa de que el PRI tenga un líder nacional, que hasta ahora, no ha sabido defender los verdaderos intereses de los priistas, mucho menos de los mexicanos.
El tiempo de las campañas sigue transcurriendo, habrá que ver lo que sucederá en los próximos 10 días que serán claves, para tener un análisis más completo de los contendientes de esta elección que se llevará a cabo el próximo 6 de Junio. Por lo pronto, la moneda sigue en el aire.
La muerte le llegó cuando menos la esperaba, en la flor de su juventud, era mi hijo Miguel Uriel, su corazón fue partido por una especie de rayo; hoy, todos los que le amamos, le extrañamos y lloramos. Dios te reciba hijo lindo, mi gran campeón, mi pequeño ‘Popeye’.
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