Inder Bugarin, corresponsal
La crisis provocada por el Covid-19 complicó aún más la situación de los desplazados en México, a donde siguen llegando en números récord, entre otros, haitianos, hondureños, cubanos y venezolanos.
Esa es la conclusión a la que llega el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en un estudio elaborado conjuntamente con Innovations for Poverty Action (IPA, por sus siglas en inglés).
El documento sostiene que el impacto económico de la pandemia ha sido grave en los migrantes y refugiados en el país.
De acuerdo con datos recopilados en dos encuestas realizadas entre venezolanos, hondureños y salvadoreños; 68% reportó ingresos familiares más bajos en comparación con su situación previa a la pandemia.
Al mismo tiempo, la inseguridad financiera subió, 56% de la población encuestada dijo que sus ahorros se agotaron o tuvieron que depender de otras personas para satisfacer necesidades diarias. La falta de un «colchón» para responder a imprevistos se agravó: tres de cada cuatro reconoció no tener cuentas de ahorro bancarias. «La inseguridad alimentaria sigue siendo alta, particularmente para las personas refugiadas y solicitantes de asilo hondureñas y salvadoreñas».
Cerca de 57% reportó que una persona adulta se saltó una comida en la última semana de septiembre, en comparación con sólo 20% de las personas nacionales, según datos de una encuesta del Banco Mundial realizada entre mayo y agosto de 2020. «Las repercusiones sanitarias y económicas de la pandemia, junto con los efectos de las medidas de mitigación, han supuesto una carga considerable para toda la población, incluyendo las personas de interés del ACNUR (…) Los shocks en la demanda, las restricciones a la circulación y los cierres han contribuido a una pérdida significativa de bienestar económico y han reducido la resiliencia de muchos grupos ya vulnerables».
El documento sostiene que México es cada vez más un país de destino para personas refugiadas y migrantes, más que un país de origen o de tránsito.
Sostiene que el año pasado registró un número récord de solicitudes de asilo, 131 mil 448, principalmente provenientes de Honduras y El Salvador, al igual que de Haití y Cuba, entre otros. Los venezolanos desplazados en el exterior comenzaron a llegar al país en 2018 y ya superan los 60 mil. Se espera que continúe la tendencia de crecimiento. El estudio sostiene que la pandemia tuvo un gran costo económico, 3.8 millones de mexicanos cayeron por debajo de la línea nacional de pobreza adicionalmente en 2020, para llegar a casi 56 millones, o 44% de la población.
Sostiene que la tasa de desempleo se ha recuperado modestamente, se estima en 4%, «pero aún no llega a los niveles previos a la pandemia».
«Las perspectivas del mercado laboral para personas trabajadoras poco calificadas y la juventud son relativamente sombrías en comparación con otros grupos demográficos, lo que apunta a una creciente desigualdad y un mayor riesgo de que los hogares caigan por debajo de la línea de pobreza extrema».
El documento con fecha de abril sostiene que los impactos negativos de la pandemia continúan propagándose a través de la economía a pesar de que el mercado laboral se ha recuperado parcialmente de lo peor de 2020. «La crisis de la pandemia, el aumento de los precios de los alimentos y la disminución de los empleos hacen que esa transición sea cada vez más difícil.
«No obstante, el país ha seguido ofreciendo asilo a las personas necesitadas y acoge a un número récord de personas solicitantes de asilo, refugiadas y otras de interés del ACNUR».
Sostiene que el aumento en el número de personas que solicitan protección en México subraya la importancia de los enfoques por zonas dirigidos a beneficiar a las comunidades de acogida y las poblaciones desplazadas, buscando soluciones humanitarias y orientadas al desarrollo. Considera los enfoques mixtos, como la ayuda en efectivo y de medios de vida, como necesarios para garantizar las necesidades básicas inmediatas, al tiempo que se fomentan las oportunidades para autosuficiencia. Sun
