José Meléndez, Corresponsal
Por vía terrestre, aérea, marítima y fluvial y en una época sin lluvias y con mares serenos, días soleados y noches apacibles, un alud de cocaína que avanzó del sur al norte de América quedó en evidencia de enero a marzo de 2024 con los frecuentes decomisos de cuantiosos cargamentos de drogas en Ecuador y Centroamérica para evitar su tráfico a México y Estados Unidos.
En contrabandos internacionales sujetos al nexo con cárteles mexicanos, en especial los de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), para entrar a México y pasar a EU, principal mercado mundial de consumo de drogas, la temporada exhibió un intenso operativo de los narcotraficantes al movilizar grandes cantidades de cocaína, almacenarlas, asegurarlas y reexportarlas a los centros de redistribución.
Aunque las mafias tampoco dependieron para sus operativos del clima y siempre traficaron narcóticos ilícitos en medio de lluvias, mares tempestuosos, días nublados y noches de tormenta, la actual estación facilitó sus incesantes maniobras.
«Seguimos teniendo un tsunami de cocaína llegando de Colombia, Venezuela y Ecuador. Y así como ingresa sale hacia México, EU, Guatemala. Es una inquietud mundial», afirmó el abogado costarricense Gustavo Mata, ministro de Seguridad Pública de Costa Rica de 2015 a 2018 y exjerarca del Organismo de Investigación Judicial, policía técnica de este país.
«Costa Rica se ha convertido en un gran mercado de reexportación a Europa. Hay que luchar contra este monstruo: toneladas de cocaína entran a Costa Rica y toneladas salen. Es mentira que de Costa Rica no está saliendo ni un solo gramo», dijo Mata a EL UNIVERSAL.
Las confiscaciones de cocaína ejecutadas por el gobierno en Costa Rica cayeron de 38 mil 212 kilogramos en 2021 a 23 mil 174 en 2022 (la administración del presidente costarricense, Rodrigo Chaves, asumió en mayo de ese año) y a 15 mil 680 kilogramos en 2023.
La administración Chaves intentó defenderse del generalizado reproche de que Costa Rica se hundió en 2023 y 2024 en la más grave crisis de inseguridad, violencia y penetración criminal de su historia. La policía del gobierno costarricense logró dos grandes interceptaciones de cocaína en 2024: 2 mil 540 kilogramos en una lancha en el sur del océano Pacífico el 23 de febrero y 2 mil 500 kilogramos en aguas del mar Caribe el 7 de este mes. De este caso, el viceministro de Seguridad Pública de Costa Rica, Manuel Jiménez, reveló que la droga «iba a ser traída a tierra para luego ser reexportada a Europa o EU».
Guatemala se consolidó como flanco de intensa acción criminal. El ministro de Gobernación de Guatemala, Francisco Jiménez, confirmó el escenario de avalancha de cocaína y de respuestas oficiales, al explicar anteayer que mientras su país confiscó 2 mil 29 kilogramos de ese alcaloide de enero a marzo de 2023, en ese mismo periodo de 2024 ya incautó 5 mil 203 kilogramos. «Los logros de este año reflejan un incremento significativo», agregó, en rueda de prensa.
Guatemala se afianzó en el siglo XX como productor de marihuana y de amapola, materia prima de la heroína, y en el XXI empezó a elaborar fentanilo y a ser destino y tránsito a México y EU de precursores químicos para procesar esa y otras drogas.
La Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (ONUDD) precisó en septiembre de 2023 que la totalidad de sembradíos de hoja de coca en Colombia subió de 63 mil hectáreas en 2010; 48 mil en 2013; 143 mil en 2020 y 204 mil en 2021 a 230 mil en 2022.
ONUDD, que actualizará datos este año, informó que la producción de cocaína llegó a un máximo histórico en 2021 de más de 2 mil 300 toneladas con mayor pureza, con la demanda en su punto más alto y la expectativa de forjar nuevos y florecientes mercados en Asia y África.
La producción mundial de cocaína sumó mil 982 toneladas en 2020 y mil 723 toneladas en 2019, según ONUDD. Como principal productor mundial, Colombia aporta 80%. Sun