Tapachula, Chiapas; 08 de febrero del 2021.- “Se habla mucho de que existe contrabando del café procedente de Guatemala, y pudiera ser más grande el problema por la región de Comitán o Frontera Comalapa”, manifestó Tomás Edelmann Blas, productor en la zona alta de este municipio.
En entrevista para EL ORBE dijo que, aunque no le consta, sí sabe que existe, pero que pudiera ser de un café de baja calidad, “porque el mejor café de altura que se produce en la región Soconusco se exporta, tal como también lo hace Honduras, uno de los principales productores de Centroamérica”.
Aseguró que a los productores aún les afecta poco, porque tienen sus propias líneas de cosecha y de comercialización, aunque reconoció que hay un impacto, pero a la industria de los solubles, “porque se supone que se trata de un contrabando en gran número de toneladas”.
Añadió que el principal daño del café de contrabando se da porque la oferta es en gran volumen, y eso lo aprovechan los compradores (coyotes) para pagar precios “castigados” o a su albedrío, pero eso también provoca que ese producto desplace en cierto modo al café de la región o chiapaneco.
Consideró que aparte del problema del contrabando, los productores batallan con los precios, ya que apenas les pagan 43 pesos por kilo de pergamino, además de la lucha contra las plagas, entre ellas la Roya que obliga a fumigar hasta en tres ocasiones, lo que disminuye sus ingresos.
Argumentó que los pequeños productores están desamparados, ya que por décadas estuvieron inscritos en programas de apoyo del Gobierno Federal que manejaba la Sagarpa y luego Sanidad Vegetal, pero que los desaparecieron en la actual administración.
Agregó que los productores se han visto en la necesidad de cambiar la variedad en sus cafetales con semillas o plantas procedentes de Sudamérica, que es donde las han estado desarrollando. Esto, con el fin de eliminar la Roya, aunque esta plaga no ha sido erradicada por completo.
Dijo por último que la situación de la cafeticultura es crítica, según se ve por tantas fincas que están abandonadas e incluso las tienen en venta, porque sus dueños prefieren deshacerse de ellas ante la difícil situación en que se desarrolla la producción y el panorama incierto que ven en el futuro. EL ORBE / Nelson Bautista





