“Seguridad Pública” Sigue Siendo la Principal Exigencia Social en la Mayor Parte del País
Ernesto L. Quinteros
Hasta las unidades “piratas”, esas que no deberían de estar circulando, se manifestaron ayer en el paro generalizado del transporte público en la región Costa y Sierra de Chiapas.
La exigencia no es nueva, lleva ya varios años y es la “bendita seguridad pública”, esa que parece que se ha ido para ya no regresar, y con ella también se ha esfumado la tranquilidad de miles de familias.
Y como dice un conocido refrán, “solo el que carga el cajón sabe lo que pesa el muerto”. Ahora los transportistas son blanco fácil de grupos criminales quienes exigen el ya famoso “cobro de piso”, que no es más que la exigencia de un pago económico para dejarlos trabajar, y en caso de negativa los amenazan de muerte, esto, por parte de algunos grupos delictivos.
El llamado de “auxilio” es a tiempo para que las autoridades intervengan, y es donde “el gabinete de seguridad” debe actuar en consecuencia.
Porque también hay que decirlo, no faltará quien quiera hacer justicia por propia mano, ante el constante hostigamiento y acoso criminal.
Si bien es cierto el tema no es nuevo, valdría la pena hacer un verdadero ejercicio de análisis y si es necesario hacer un replanteamiento de la estrategia en la seguridad pública.
Porque antes de la manifestación del transporte en general, muchos tenían la percepción que en términos generales, la región Costa de Chiapas “era una zona tranquila”. Y que eso de las extorsiones, amenazas y el cobro del llamado “derecho de piso” por parte de grupos delictivos armados, era un asunto que solo veíamos en los medios de comunicación y que solo sucedían en Estados del norte del país.
Desgraciadamente, la realidad nos está alcanzando, y urge poner atención a este tema, que no solo preocupa a los transportistas, sino también a la sociedad en general.
Guerra Entre Grupos Criminales.
Para nadie es un secreto que en todo el territorio nacional hay una encarnizada guerra entre grupos criminales, que intentan ejercer control de territorios, para ampliar su poder económico.
Y esa situación ha contribuido en mucho a la generación de violencia en diferentes partes del territorio nacional.
En las benditas redes sociales, los mismos grupos delictivos han hecho gala de su poder en armamento y en su crecimiento numérico, en su mayoría exmilitares y expolicías, no solo de México, sino de otros países quienes son atraídos por los jugosos pagos que presuntamente reciben de estos grupos delictivos.
Hablar hoy de “seguridad pública” se ha vuelto más complejo, debido a que se involucra una diversidad de actividades ilícitas, como el narco tráfico, tráfico de seres humanos, prostitución, contrabando de todo tipo, solo por mencionar algunos flagelos que se padecen en nuestro país.
Así que el reto “es enorme” y hoy el Estado mexicano tendrá que demostrar la fortaleza de sus instituciones, y sobre todo de su sistema de impartición de justicia.
Minimizar la inseguridad o ignorarla, sin duda acrecentará el problema, y la exigencia social también continuará en aumento.
No podemos permitir, ni como sociedad, ni como gobierno, ser rehenes del miedo y la zozobra, como desafortunadamente ha ocurrido en diferentes partes del país.
Es tiempo de actuar, de analizar y si es necesario replantear la estrategia de seguridad.
Porque también hay otros factores que están abonando a la inseguridad, hablando particularmente de la costa y frontera de Chiapas, y es la presencia de las pandillas transnacionales conocidas como maras, que han incrementado su llegada a la zona debido a que en su país de origen, las autoridades los están encarcelando, y viene huyendo.
Por hoy ahí la dejamos, nos leemos mañana.
¡Ánimo!
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