Tapachula, Chiapas. Septiembre 05.- El compromiso de las tres instancias de gobierno en torno a reubicar la Estación de Ferrocarriles en Tapachula y la construcción ahí de un moderno centro cultural y recreativo, así como un museo, quedó como una promesa incumplida.
Pero este miércoles también se cumplió dos años desde que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), recuperó “por causas de interés, utilidad públicos y seguridad nacional”, la concesión que había otorgado a la Compañía de Ferrocarriles Chiapas-Mayab (FCCM) para operar las vías generales de comunicación ferroviaria en los estados del sur-sureste del país.
Sin embargo, la Estación, ubicada al sur de la ciudad, se ha convertido –al paso del tiempo- en una cueva de malvivientes y permanece olvidada.
Se esperaba que, con la revocación de la concesión que hizo la SCT a la empresa Chiapas-Mayab, la dependencia federal también rescatara las instalaciones, pero en realidad nada ha cambiado.
Ese discurso fue utilizado reiteradamente durante muchos años por diversos funcionarios en las giras que hicieron al Soconusco.
La Estación de Ferrocarriles, construida a mediados del siglo pasado, fue un importante punto de desarrollo económico de la región en esos tiempos.
Sin embargo al pasar las décadas, la población optó por otros medios de comunicación para poder transportarse, incluyendo sus mercancías.
Al iniciar este siglo, el ferrocarril solamente era utilizado para la carga (principalmente de semillas) así como para medio de transporte de miles de migrantes en los pocos más de 260 kilómetros de la Costa Chiapaneca.
Al paso del huracán Stan en octubre del 2005, la red ferroviaria de Chiapas quedo destrozada. Después vino la promesa de que la empresa concesionada y el gobierno la reconstruirían.
También se dijo que se aprovecharía esa situación para atender uno de los mayores reclamos de los tapachultecos de las últimas décadas que era precisamente su reubicación.
El malestar de la sociedad se basa en que, al igual que las viejas instalaciones de Petróleos Mexicanos (PEMEX), ese lugar fue absorbido por la mancha urbana, e incluso, quedo rodeado de universidades, oficinas administrativas, un mercado, tiendas departamentales, comercios y plazas.
Además que eso obligaba a que los trenes tuvieran que atravesar la ciudad y frenar el tránsito vehicular durante mucho tiempo, en tanto se hacían las maniobras.
Hoy, ese lugar es altamente peligroso, sobre todo en las noches, porque es guarida de maleantes.
Lo peor de todo es que no se vislumbra que, en lo que resta del año, se vayan a realizar las inversiones anunciadas, sobre todo ahora que hay el anuncio de recortes al presupuesto de éste y del próximo año. EL ORBE / Ildefonso Ochoa Argüello